Los que “militan” la cuarentena como una política de gobierno infalible, a la que no se la puede discutir ni cuestionar, tienen su espejo invertido en los que militan la anticuarentena ya, como si la correcta decisión que tomó en su momento el Presidente no hubiera servido para nada. En el medio, la realidad se impone por sí sola, sin necesidad de detenerse en ninguno de los lados de la nueva grieta.