Ya es insuficiente decir que el gobierno de Mauricio Macri se la pasa cometiendo errores “no forzados”. Lo que parece faltarles a la administración y también al Presidente es la cuota mínima de sensibilidad política. De otra manera, no se explica cómo a nadie se le ocurrió que, al quitarle al 24 de marzo su carácter de feriado inamovible, iba a herir la sensibilidad no sólo de Estela de Carlotto, Hebe de Bonafini, Cristina Fernández de Kirchner y de muchas organizaciones políticas. También de dirigentes como Graciela Fernández Meijide y amplios sectores de la militancia y la población que incluso votaron por Cambiemos, pero que al mismo tiempo repudian con energía y recuerdan con tristeza los estragos de la dictadura militar. Desde los radicales que integran el Gobierno hasta las organizaciones de izquierda que desprecian y levantan la voz contra la megacorrupción perpetrada entre los años 2003 y 2015.