Si Cristina Fernández no es tonta, no será candidata ni a diputada nacional ni a senadora nacional en las próximas elecciones de medio término. Porque corre un triple riesgo. Uno: el de perder en las PASO de agosto contra Florencio Randazzo. Dos: el de caer derrotada frente al postulante de Cambiemos, sea éste Esteban Bullrich o cualquier otro, con el determinante apoyo de la gobernadora María Eugenia Vidal. Y tres: el riesgo de poner el cuerpo en una campaña para defenderse de las imputaciones de corrupta y el procesamiento como miembro y jefe de una asociación ilícita armada para delinquir.