Una mujer, con el coraje cívico bien puesto, hizo retirar al evasor y antisemita Alberto Samid de un restaurante, mientras le recordaba que estaba violando la prisión domiciliaria. Fue en las últimas horas, cuando todavía no se habían apagado los ecos de la indignación social por la imagen de Ginés González García tomándose un vinito, a las puertas del verano, en Madrid, España.