Hoy se cumplen cuatro años del día que bien podría ser recordado como el que terminó de consagrar la corrupción kirchnerista. No es porque no haya habido otros varios casos antes. Es porque fue el más patético, el más grosero, y porque recorrió, una y otra vez, los portales y medios de todo el mundo. Fue cuando se vio al ex secretario de Obras Públicas de los gobiernos de Néstor Kirchner y Cristina Fernández, ingresando bolsos con dinero, armas y joyas, al convento de las Monjas Orantes y Penitentes Nuestra Señora del Rosario de Fátima. Sucedió a las 3 horas cuatro minutos de la madrugada del 14 de junio de 2016.