El Presidente está estresado. Lo sé, porque cada vez lo veo más cansado, más irritado y menos tolerante. Volví a caer en la cuenta cuando leí el título de la columna de Eduardo Van der Kooy, hoy, en Clarín. Alberto Fernández, desde hace un tiempo, se empezó a enojar con mucha gente. Políticos, economistas, empresarios. Gente con la que hablaba muy seguido, y a veces él mismo llamaba, cuando estaba en el llano, y ahora descalifica de manera pública, como Alfonso Prat Gay.