(Columna publicada en Diario La Nación) Tiene razón Longobardi: la curva de contagios del coronavirus no se va a aplanar amenazando a Rocca, accionista mayoritario de Techint. Tampoco haciendo sonar las cacerolas para que los diputados y senadores nacionales donen parte de sus dietas. No hay que ser muy despabilado para entender que lo ideal sería que ninguna empresa tuviera que despedir a ningún trabajador en medio de la pandemia . Pero la pregunta inevitable es qué emprendimiento, pequeño, mediano o grande, podría mantenerse en pie con la actividad paralizada a nivel cero. O, en todo caso, durante cuánto tiempo. La respuesta no es difícil: pocos, casi ninguno.