(Columna publicada en Diario El Cronista Comercial) Si a alguien le quedaba alguna duda, esta semana se terminó de confirmar: la ex presidenta Cristina Fernández trabaja para su sucesor, Mauricio Macri. De otra manera no se entiende porqué instruyó a sus incondicionales para que le negaran al ex ministro Florencio Randazzo la posibilidad de enfrentarla en las PASO. Si es verdad que le gana caminando, ¿por qué no lo enfrenta y lo saca de la cancha a puro voto? Si en realidad lo que no quiere es despeinarse por enfrentar al que, según el intendente de Avellaneda, Jorge Ferraresi, era un “simple empleado” de la ex presidenta, ¿por qué arma semejante movida para impedir la interna? ¿No se da cuenta que así lo único que hace es agrandar la figura de “El Flaco”? ¿Carece de sensibilidad política como para prever que, al ningunearlo, lo único que provoca es una considerable fuga de votos no solo de los anticristinistas sino de los peronistas desencantados con su “estilo de conducción”?.