Tiene razón Jaime Durán Barba: en el escenario de la política argentina, lo simbólico tiene más peso que cualquier declaración pública, y “el círculo rojo” es una máquina de repetir frases hechas sin evidencia científica. La última tontería de los formadores de opinión tradicionales fue suponer que a Daniel Scioli su “crisis de pareja” le puede aportar votos. Y que constituye una operación de marketing perfecta para pelear una candidatura a senador nacional.