El Presidente; el jefe de Gabinete, Marcos Peña ; la gobernadora María Eugenia Vidal , y el jefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta , tomaron una decisión política audaz que no tiene retorno: confrontar con “lo peor” del cristinismo, el sindicalismo y el peronismo. Forzar la polarización. Inducir a la opinión pública a elegir entre el pasado y lo que hay. Presentar la competencia electoral de este año como una lucha entre “los buenos” y “los malos”. Invitar a suponer que sólo existen dos alternativas: apoyar a este gobierno aunque no le esté yendo del todo bien o volver al populismo y transformarse en la Venezuela de Nicolás Maduro.