Todavía no se puede aventurar cuánto daño hará a María Eugenia Vidal la desgastante prolongación de la huelga docente. Sí se podría afirmar que la gobernadora no está preocupada por el impacto que el conflicto pueda provocar en su imagen. Su foco está puesto en terminar, de una vez, con lo que considera una mezcla de extorsión política con un creciente deterioro del sistema educativo de la provincia.