Todavía faltan cuatro días para que empiece el segundo semestre. Sin embargo la enorme expectativa que generó su advenimiento ya lo transformó en un boomerang que podría afectar al gobierno en general y al presidente Mauricio Macri en particular. “Nunca dijimos que en el segundo semestre de este año la Argentina se transformaría en Disneylandia”, se atajó el viernes pasado, por radio, el ministro del Interior Rogelio Frigerio. Y tiene razón.