Entre los intangibles que el kirchnerismo nos legó, uno de los más perniciosos es la brutal instalación de la mentira. Falsedades que fueron presentadas en sus más diversas formas, sean las estadísticas de la inflación y la pobreza como los ataques personales con apariencia de denuncia formal. Una de las últimas y más rutilantes mentiras fue la falsificación de las firmas de Néstor Kirchner y Cristina Fernández en los balances de las sociedades que constituyeron.