(Columna publicada en Diario La Nación) El desafío que se autoimpuso el Presidente Mauricio Macri es más ambicioso y difícil que ganarle a Cristina Fernández, o conquistar definitivamente el conurbano bonaerense. Intenta, nada más y nada menos, que romper un sistema de prebendas, privilegios, quioscos e impuestos distorsivos que abarcan a empresas, sindicatos, la política en general, algunos de los jueces federales y hasta los docentes que se resisten a ser evaluados. Incluso la particular manera que tiene el jefe de Estado de plantarse frente a las 170 personas que asistieron al CCK el lunes pasado es, en cierto sentido, desafiante.