(Columna publicada Hipercrítico) El intento del ensuciar al fiscal Carlos Stornelli parece un manotazo de ahogado de Cristina Fernández para tratar de desmoronar la investigación de los Cuadernos de la Corrupción y poner en cuestión a todo el sistema judicial argentino. Sus operadores lo están haciendo mal y a las apuradas, y por eso mismo se le notan los hilos de la maniobra. La urgencia se comprende: dentro de muy pocos días, el próximo martes 26 de febrero, la expresidenta aparecerá en la peor foto de toda su vida: en el banquillo de los acusados, en la primera jornada del juicio oral y público por las obras de Vialidad, y junto a los argentinos más desprestigiados del país, como Lázaro Báez, Julio De Vido, José López y el primo del expresidente, Santiago Carlos Kirchner.