(Columna presentada en CNN Radio y publicada en Infobae) En política, y en la mayoría de los casos, las maniobras de laboratorio siempre salen mal, porque suelen prescindir del insumo más importante: la voluntad o el deseo de la mayoría de la gente. El lanzamiento de la fórmula Alberto Fernández presidente Cristina vice podría ser considerada una jugada brillante, si solo se analiza desde “la oferta” y con mucho optimismo. Es decir: si se descuenta que la figura de Alberto sumaría, porque rompería el techo del hartazgo o el rechazo contra Cristina, porque sería entendida como un aprendizaje democrático del cristinismo, con su sesgo autoritario y su perfume de superioridad moral y porque absorbería a la mayoría de las figuras del peronismo, incluidos los adscriptos a Alternativa Federal.