(Columna publicada en Diario El Cronista) Alberto Fernández está exultante. No pudo haber imaginado un arranque mejor. Y encima, con una impronta idéntica a lo que se imaginaba: un inicio casi calcado al de su maestro y amigo Néstor Kirchner. El Presidente, cuando me recibió el domingo pasado, ya sabía que los mercados habían reaccionado bien a su potente paquete de medidas económicas. Y estaba muy ansioso por destacarlo.