Ante la pandemia, el Presidente se puso el traje que mejor le queda: el de bombero, en el medio del incendio. El mismo traje que usó Néstor Kirchner ni bien asumió. Al mismo tiempo, la vicepresidenta Cristina Fernández y su ego, demasiado inflado, perdieron relevancia, porque la irrupción del coronavirus se la llevó puesta. El viaje que hizo a Cuba cuando la mayor parte de los argentinos lo tenía prohibido habla por sí solo. Pero bien se podría aventurar, en términos de relevancia política: salió Cristina, entró Alberto.