Alberto, Moyano, la grieta y el fantasma de la rebelión fiscal

La grieta no se había cerrado. Estaba ahí agazapada, entre los contagios del coronavirus, y los oportunistas de siempre. Se podría decir que la volvió a abrir el dirigente menos pensado, el mismo al que promocionan como el presidente de la unidad: el presidente de la Nación, cuando llamó miserable a Paolo Rocca, accionista del Grupo Techint. Pero ya la habían entreabierto Marcelo Sain, ministro de seguridad de Santa Fe, al vincular al virus con los “chetos” que viajan al exterior y Daniel Filmus, al interpretar, de manera sesgada, que los aplausos de las 21 eran para Alberto.

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