No es justo ni inteligente plantear como una opción de hierro, en el medio de la pandemia, la vida por sobre la economía. Economistas de todas las corrientes ideológicas ya están pronosticando que morirán muchas más personas como consecuencia del hambre, la pobreza y la falta de trabajo, que debido al contagio por coronavirus. También es injusto acusar a quienes impulsan el regreso paulatino de las actividades de defender intereses espúreos, por encima de la salud.