Alberto Fernández dice que no quiere perder el contacto con la gente de a pie. Lo dice, y, en parte, lo hace, desde siempre. Cuando era jefe de gabinete llevaba a Estanislao al colegio en su propio auto. Era una manera de pasar aunque sea unos minutos juntos, ya que estaba separado de la mamá. La semana pasada se metió en una barriada de Lanús, para comprobar cómo se cumplía allí la cuarentena. Como si eso fuera poco, definió a su administración como “un gobierno de científicos”.