Todos parecen tener un poco de razón. Pero no toda. Las autoridades sanitarias de la provincia, cuando dicen que si no se vuelve a fase uno, el sistema de salud se podría saturar. Las de la Ciudad y la Nación, cuando evalúan que ya no se puede volver tan atrás, porque la salud mental de los habitantes del AMBA no lo va a resistir. Y también el exministro Adoldo Rubistein, cuando afirma que la cuarentena no solo se deshilachó, sino que ya se rompió, y que no hay manera de juntar los pedacitos. Pero entonces ¿Qué pasó? ¿Qué se hizo mal? ¿No era que la cuarentena estricta y temprana iba a servir para ganar tiempo y organizarse?