(Columna publicada en Diario La Nación) Cuando la vicepresidenta avanza, el Gobierno, pero también el país, retrocede varios casilleros. Sucede lo mismo a la inversa: cuando Cristina retrocede o no se puede salir con la suya, las cuestiones del Gobierno y el país avanzan. Empiezan a salir las cosas bien. Analicemos, con detenimiento y sin espíritu de grieta, el acuerdo con los acreedores privados.