Alberto sigue a los tumbos y Cristina avanza con su “master plan para quedarse con todo”

(Columna publicada en Diario La Nación) A diferencia de Alberto Fernández, Cristina Fernández es determinada. Muy determinada. Sabe lo que quiere. Y como conseguirlo. Además, posee una mirada sobre el futuro. No solo sobre donde pararse en las legislativas del año que viene. De acá a varios años. El Presidente, en cambio, tiene la cultura política del “operador”, el “lobista” o el “negociador” entre partes enfrentadas. Es, por qué no decirlo, un fiel representante “argento” del “vamos viendo”. Todo lo anterior es una descripción, sin consideraciones éticas ni morales. Es más: las características esenciales de una y del otro, combinadas, les sirvieron, a ambos, para “inventar” una gran “bolsa de gatos” y de oportunistas, denominada Frente de Todos, y ganar una elección.

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A CFK le conviene el caos, al país todo lo contrario

El oficialismo y la oposición estuvieron a punto de ponerse de acuerdo para debatir en Diputados. Hasta que Máximo Kirchner se ausentó por unos minutos, atendió el teléfono y volvió con la orden de romper cualquier acuerdo. ¿Adivinen quién llamó? Esto lo escribió hoy Carlos Pagni en La Nación, y fue ratificado por dos fuentes con las que hablé, antes de escribir este comentario. La vicepresidenta no solo bombardeó cualquier intento de diálogo. Además volvió a cargar públicamente contra Horacio Rodríguez Larreta, y le aconsejó al presidente que haga lo mismo, aunque Alberto Fernández no parece estar del todo convencido.

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¿Quién manda en Argentina (AF, CFK, Frederic, Kicillof, Berni, Grabois o Moyano)?

Argentina parece en estado de anomia. Anomia significa desorganización social como consecuencia de la falta de las normas sociales o el incumplimiento de ellas. Por ejemplo: a las tomas, el gobierno ¿las alienta o las condena y las castiga? Y en todo caso: ¿qué parte del gobierno hace qué? ¿Acaso Juan Grabois, que las justifica y las alienta, no es parte del oficialismo?

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Impuesto a los más ricos, fortunas mal habidas y prácticas bancarias discutibles: hipócritas por partida doble

Los impulsores del impuesto a los más ricos deberían mirarse al espejo. Porque no solo presentan a la riqueza bien habida como si fuera un delito consumado. También ocultan su propia riqueza y disimulan sus cuestionables prácticas, lo que los hace doblemente hipócritas, para no utilizar un adjetivo más agresivo. Detengámonos un momento en la vicepresidenta.

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