Jorge Luis Borges decía que los peronistas no son ni buenos ni malos. “Son incorregibles”. Algo parecido se podría decir de la vicepresidenta: en términos políticos, ella es incorregible. Mientras llama a un acuerdo para solucionar el grave problema de la economía bimonetaria, su mayordomo político, el senador Oscar Parrilli, intentará imponer hoy un proyecto de ley cuyo objetivo es desplazar al procurador Eduardo Casal y elegir otra u otro incondicional.