Es casi imposible que Alberto Fernández y Cristina Fernández se pongan de acuerdo en cómo gobernar. La fórmula presidencial contra natura fue craneada para ganarle la elección a un cascoteado Mauricio Macri, y no para gestionar de manera eficiente. Ya no es un secreto para nadie que, puestos a funcionar, son como el agua y el aceite.