Patricia Bullrich perdió ayer una gran oportunidad. En realidad, fueron dos grandes oportunidades. Una: la de explotar al máximo el escándalo Insaurralde y “lastimar” así a Sergio Massa, con quien disputa el segundo lugar en las encuestas. Y dos: la de arrinconar a Javier Milei, a quien ayer, igual que todos los demás, se lo notó incómodo. Para ser más precisos: demasiado encorsetado en el rígido formato del debate.