Complejo de inferioridad, paranoia y necesidad de lealtad incondicional. Esos comportamientos psicológicos son los que dominan la manera de gobernar de Néstor Kirchner y la presidenta Cristina Fernández, y no las consideraciones políticas básicas que debe tener en cuenta cualquier mandatario para manejar un país.

La ruidosa salida del ex canciller Jorge Taiana es sólo una muestra más de la conducta mencionada. El siempre obediente Taiana no fue acusado de desleal por haber favorecido con sus decisiones a Brasil o a Uruguay, sino por haber atendido a dos periodistas de Clarín. Y lo que es peor: Taiana se fue acusado de ser "bien tratado" por los mismos medios que suelan criticar al ex presidente y la jefa de Estado. Antes del abrupto final, la Presidenta le llegó a preguntar a su ministro:

-¿Por qué a vos te tratan tan bien y a nosotros nos tratan tan mal?

Lo mismo le preguntó el entonces presidente Kirchner a su canciller Rafael Bielsa a las 13.15 del sábado 26 de noviembre de 2005. Bielsa había aterrizado en Buenos Aires después de permanecer más de veinte días en China. Se disponía a almorzar con su familia cuando Kirchner lo llamó por teléfono y lo acusó de haber filtrado una información a periodistas de LA NACION. Bielsa estaba de muy mal humor. Con sueño, con hambre, y con ganas de compartir el tiempo con su mujer y sus hijos. Entonces primero lo paró en seco:

-¿Cómo podés dudar de mÍ? ¡Sos un ingrato!- Y enseguida lo insultó, enviándole saludos para su madre. Después le cortó la comunicación. El jefe de Estado no sólo le había echado en cara lo que consideraba una deslealtad. Le había enrostrado el hecho de que tanto él como su colega, el ministro de Economía, Roberto Lavagna, siempre eran presentados por los medios como "los serios y racionales" mientras él era mostrado como "un loquito" sin el mínimo vuelo intelectual.

"El Loco", es uno de los apodos que, en secreto, todavía siguen usando algunos ministros y legisladores K para referirse a su jefe político. Bielsa conoce muy bien "esa locura". Como también conoce el complejo de inferioridad del actual presidente de la Unasur.

-¿Por qué cada vez que se me acerca, Rafael viene con un libro debajo del brazo? ¿Me quiere refregar en la cara que es un intelectual?- se preguntó más de una vez Kirchner sobre Bielsa, hasta que le ofreció una candidatura a diputado nacional y así "se lo sacó de encima" del gobierno.

El ex canciller tenía, para la psicología K, demasiada autonomía y una fuerte tendencia a despegarse a todo lo que lo pudiera emparentar con cualquier escándalo de corrupción. Los mismos "defectos" que se le adjudicaban a Lavagna, a quien Kirchner desplazó después de que éste denunciara la cartelización de la obra pública y el capitalismo de amigos.

El ex jefe de Gabinete Alberto Fernández prefirió irse antes de que lo echaran. Sin embargo, cuando todavía formaba parte del Gobierno, varias veces fue acusado por Cristina Fernández y su esposo de ser bien tratado por el matutino Clarín.

Así como a Fernández parecían envidiarle su racionalidad para manejar conflictos; a Bielsa, su erudición; y a Lavagna, sus conocimientos técnicos, Taiana tardó un poco más en darse cuenta que a los Kirchner parecía incomodarles su indiscutible compromiso militante.
Es decir: los siete años de cárcel durante la dictadura, una "medalla de lucha" que el matrimonio no puede exhibir.

Pero la lealtad incondicional, para la psicología del actual gobierno, es un valor muy superior a la excelencia, la capacidad de gestión y los buenos consejos de expertos idóneos.

Así como Kirchner intentó reclutar y no pudo a periodistas, intelectuales y medios exitosos y ahora se conforma con lo que puede pagar, la mayoría de quienes hoy le responden dentro del gabinete son acríticos, pero con menos vuelo e ideas propias que sus antecesores.

Y lo que resulta todavía más grave: son capaces de justificar cualquier cosa, desde el apoyo a los barrabravas que viajaron a Sudáfrica hasta las presuntas coimas de los negocios con Venezuela,
que hoy volverá a denunciar el ex embajador Eduardo Sadous en la Cámara de Diputados, pese a los esfuerzos del incondicional nuevo canciller.

 

Especial para lanacion.com