Me hice periodista porque quería mostrar lo que el poder oculta. También porque siempre me sentí profundamente libre. Empecé a escribir libros cuando me di cuenta que trabajar en una agencia, un diario o una revista no me alcanzaba. Fundé una productora de radio y televisión por la misma razón por la que me convertí en escritor: necesitaba más libertad para informar y opinar, y más independencia económica para decidir. Ahora sigo escribiendo libros, pero además los edito. Y cada tanto hago películas. O produzco obras de teatro. O monto ferias literarias y gastronómicas, como Leer y comer. Vivo en La Cornisa, pero no me siento una estrella de la tele. No me gustan los hipócritas ni los tibios.
Dedico este Kónex a la amorosa familia que me tocó, integrada por mi mamá Tita, mis dos hermanas, Lili y Ale, y mi papá que ya no está y de quien aprendí la diferencia entre el bien y el mal. Lo comparto, especialmente, con María China Conte-Grand, la mujer que hace más de 25 años me acompaña, porque sin ella “una heroína del periodismo nacional”, como dice mi amigo Jorge Fernández Díaz, yo no estaría aquí, de ninguna manera. También lo comparto con mis hijos, Victoria y Octavio, porque ellos constituyen mi mayor orgullo. Ambos son muy amorosos y e infinitamente libres. Su existencia me hace mejor persona, más allá de cualquier premio. Y aunque sea tan importante como este. Luis Majul