(Columna publicada en Infobae.com) Quizá todavía muchos no lleguen a comprender lo importante que fue la decisión de Leonardo Fariña de transformarse en un arrepentido y aportar las pruebas definitivas para llevar a Lázaro Báez a la cárcel en la causa denominada "Ruta del Dinero K".
Es que su irrupción en los medios resultó tan impactante –desde el rumor de que se trataba del hijo no reconocido de Néstor Kirchner, hasta su casamiento con Karina Jelinek, pasando por la cámara oculta en PPT, el programa de Jorge Lanata, donde Fariña reveló que Lázaro y sus hombres no contaban la plata, sino que la pesaban– que el humo de la espectacularidad terminó tapando el verdadero servicio que le hizo a la justicia.
No es que Fariña –quien reconoció su culpa y confesó que transportaba valijas con dinero negro junto a Martín Baéz para sacarlo al exterior– se haya convertido de la noche a la mañana en la madre Teresa de Calcuta.
Tampoco se podría decir que vio una luz brillante al final del camino y se convirtió en un casi ángel. Pero la pura verdad es que sus aportes no solo resultaron definitivos para encarcelar a Báez.
Además, hicieron tal impacto en Comodoro Py que muchos jueces federales a partir de ese momento empezaron a comprender que no tenían más remedio que investigar y condenar los hechos de megacorrupción del kirchnerismo para no ser sometidos a un juicio político.
Fariña se convirtió así en el hombre que cambió todo. Quien de inmediato comprendió la verdadera importancia de su aporte fue Guillermo Marijuán. Por eso el fiscal federal manejó las cosas para que Fariña pudiera ser liberado de la cárcel de La Plata donde habían intentado asesinarlo, en una noche de locura y desesperación, personas vinculadas a los delitos que Fariña confesó y que hoy están siendo juzgadas.
A partir de ese momento, el chico de la colita que no terminó de recibirse de contador le empezó a sugerir al tribunal que buscara las evidencias justamente donde se encontraban. La anteúltima fue anticipada por 4D en A24. Es la constancia de que Lázaro Báez y sus hijos tenían, en efecto, una cuenta en Suiza, con más de 20 millones de dólares. A la última, el juez Sebastián Casanello la obtuvo hace un par de días.
Nosotros la mostramos ayer a la par con Infobae. Es la constancia de la calificadora de riesgo World Check de que Báez era considerado, técnicamente y políticamente también, nada más y nada menos que el testaferro de Néstor Kirchner.
Fariña tenía mucha información sensible, valiosa y relevante para suministrar a la justicia, y todavía la sigue teniendo. Incluso, en su momento, había aportado al tribunal un mapa donde, según a él le constaba, Báez había enterrado muchos millones de dólares y de euros. Y no solo eso.
También reconstruyó situaciones que terminaron demostrando que Báez no era un corrupto solitario. Escenas como la de Lázaro visitando de urgencia a la entonces Presidente para explicarle que él no tenía responsabilidad en la inexplicable alza de la cotización del euro, en las horas donde el pseudoempresario
pretendía sacar millones a través de cuevas financieras a las que dejó sin stock.
De hecho, esa reunión secreta hizo que Marijuán pidiera a Casanello la indagatoria a Cristina, bajo el supuesto de que la exjefa de Estado se estaba quejando porque "El Negro" estaba fugando mucha plata al exterior, dinero al que Cristina consideraba suyo, por ser la principal heredera de Néstor Kirchner.
Leonardo Fariña es mucho más que un expersonaje de la farándula. Podría ser considerado la versión argentina del protagonista de la recordada película Atrápame si puedes, con Tom Hanks y Leonardo Di Caprio. Fariña sabe más de derecho y de lavado de dinero que cualquiera de los expertos que ahora
mismo trabajan de eso, a quienes los delitos les pasan por encima de las narices.
Fariña puede calcular, con lógica implacable, a cuánto ascendería el monto multimillonario que la asociación ilícita comandada por Néstor primero y Cristina después, pudo haberle robado al Estado por actos de corrupción, durante los años que gobernaron la Argentina.
Fariña se la pasa leyendo fallos judiciales, como los de Jorge Ballestero y Eduardo Farah, y podría anticipar cuál será el final de la película de la vida de Cristóbal López y Fabián de Sousa, solo con el puro análisis de ese dictamen del infierno.
Fariña reconoce todos los trucos con los que no solo Cristina, Néstor, Lázaro y Cristóbal intentaron y lograron lavar dinero. También reconoce, con todo detalle, el tipo de maniobra que les habría permitido al ex gobernador Daniel Scioli o el sindicalista Hugo Moyano, aspirar dinero negro proveniente de
ilícitos para mezclarlo con la plata blanca y seguir haciendo política como si nada.
Con Leonardo Fariña pasa lo mismo que con las escandalosas escuchas entre Cristina Fernández y su mayordomo político y personal, Oscar Parrilli. A veces el morbo de la narración, la espectacularidad de los sucesos, expresiones como "que se suturen el orto" o "me calienta que seas tan pelotudo, Oscar" impiden
valorar, como corresponde, el aporte de semejantes documentos a la historia de la política y la corrupción de la Argentina.
El próximo domingo a partir de las ocho y media de la noche, Fariña estará en vivo, en el piso de La Cornisa revisando su pasado y analizando el futuro de toda "la banda". El lunes será otro día. Y bastante más adelante, el tiempo va a terminar poniendo las cosas en su verdadero lugar. Entonces quizá "el valijero" termine siendo recordado como el hombre que cambió todo.
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