En lo que podría llegar a convertirse en su segundo error histórico debido a la obsesión por mantenerse en el poder, Néstor Kirchner volvió a equivocarse de enemigo, y confundió a los usuarios de Fibertel con el Grupo Clarín y a los lectores de Clarín y La Nación con los dueños de Papel Prensa.

Igual que hace más de dos años, cuando el ex presidente presentó a los productores agropecuarios como latifundistas de la Patagonia, la batalla que Kirchner pretende librar contra lo que él muestra como el poder económico concentrado lo está poniendo, una vez más, enfrente de la clase media que no quiere romper ni alterar su vínculo con los medios de comunicación que forman parte de su vida cotidiana.

Ahora, igual que antes, una buena parte de la opinión pública interpreta que Kirchner desea empujar a Héctor Magnetto a la cárcel, no por amor a la justicia sino porque se trata del obstáculo más importante para seguir gobernando la Argentina.

En efecto: hasta hace poco más de tres años, los archienemigos de hoy parecían aliados incondicionales.

A las dos y media de la madrugada del 18 de abril del año 2007, en el bar del Hotel Hilton de la Isla Margarita, en Venezuela, con un vaso de whisky en la mano, el entonces presidente de la Nación sentenció:

–Con Magnetto está todo arreglado. Tenemos veinte años por delante.


Lo escucharon con mucho interés, entre otros, los diputados nacionales José María Díaz Bancalari, Rosana Bertone y Edgardo Depetri, su vocero, Miguel Nuñez, y el gobernador de Chubut, Mario Das Neves.

En aquel entonces, la transmisión de los partidos de fútbol, la verdadera identidad de Marcela y Felipe Herrera Noble, la compra de Papel Prensa y la caducidad de Fibertel no formaban parte de la agenda del gobierno.

Todo lo contrario. Porque tres días antes de finalizar su mandato, Kirchner firmó la autorización del negocio más importante de todos los que maneja el Grupo Clarín: la fusión entre Multicanal y Cablevisión.

¿Quién, en su sano juicio, puede creer ahora que el Gobierno hace lo que hace para defender a los argentinos?

Si Fibertel no estaba en regla desde 2003, la caducidad de la licencia debió haberse producido mucho antes, y después de una serie de medidas e intimaciones que contempla la ley en estos casos.

Si de verdad la Presidenta está interesada en demostrar que Papel Prensa fue adquirida a sus anteriores dueños en "una mesa de torturas" lo que debería hacer es intentar probarlo ante la Justicia, en vez de montar el show que tendrá lugar mañana, a las 18:30, en la Casa Rosada, para declamarlo en público.

Semejantes decisiones solo pueden provocar algún entusiasmo en el núcleo duro y pequeño de quienes vislumbran a Kirchner como una suerte de Quijote moderno que lucha contra el Mal Establecido.

El resto –los dos tercios de la población que no participan de semejante lucha de intereses– no "compra" la Cruzada K.

Más bien se sienten víctimas de un conflicto ajeno que no propiciaron.

 

Publicado en El Cronista