La imagen positiva de Néstor Kirchner y de Cristina Fernández de Kirchner cayó por lo menos cinco puntos después de que el gobierno decretó la caducidad de la licencia de Fibertel y denunció a los accionistas de Papel Prensa de haber comprado la empresa “en una mesa de torturas”.
La imagen positiva de ambos venía creciendo de manera ininterrumpida desde marzo hasta julio de este año. Sin embargo, ese incremento se detuvo a principios de agosto. Enseguida, se conocieron varias noticias conflictivas, enmarcadas en la pelea del gobierno contra el Grupo Clarín. Las bravuconadas del secretario Guillermo Moreno (“¿Casco o guantes?”) fueron las primeras. De inmediato sobrevinieron las decisiones oficiales que afectaron a Fibertel y Papel Prensa.
Los cinco puntos de imagen positiva que perdieron Kirchner y Fernández de Kirchner pasaron sin filtro a la columna de “imagen negativa”.
Los resultados preliminares son parte de un trabajo de campo de una de las consultoras más creíbles del mercado. A sus técnicos les falta procesar un poco menos de la mitad del universo de las mil doscientas personas que ofrecieron sus respuestas para el estudio. Pero la fuente dijo a El Cronista que considera que la caída de entre cinco y seis puntos es muy importante, ya que la imagen positiva tanto de uno como de otra había llegado a 35 por ciento, la más alta desde el conflicto con el campo.
La pregunta que se hicieron los sociólogos que trabajan en la muestra y que todavía no tiene respuesta es si el fuerte impacto negativo de las decisiones de Kirchner perdurarán en el tiempo, como sucedió con la defensa de la resolución 125, o se irán diluyendo a medida que la oposición no aproveche o saque partido de semejantes errores políticos.
¿Presumía el dirigente a quienes sus propios incondicionales llaman "El Loco" que sobrevendría esta caída después de su “furia de agosto”? ¿Lo esperaba pero confiaba en que decisiones como la asignación por hijo y la parálisis de la oposición disimularan el rechazo de la opinión pública? ¿Fue producto de su improvisación y su carácter intempestivo el minimizar o ignorar que la denuncia contra Papel Prensa podía tener consecuencias negativas como el pegarse a la figura de Osvaldo Papaleo y de los Montoneros que manejaban las finanzas de la organización? ¿Midió antes los riesgos, o lo que acaba de hacer forma parte de su naturaleza, aunque lo lleve a la derrota?
El ex presidente todavía no está al tanto de la encuesta. De cualquier manera, uno de los hombres que lo conoce bien afirmó que Kirchner, otra vez, embestirá esta semana contra jueces, contra el Grupo Clarín y también contra los que considera sus dos más peligrosos adversarios políticos: el vicepresidente Julio Cobos y el jefe de Gobierno de la Ciudad, Mauricio Macri.
Aunque el último ataque a Fibertel y Papel Prensa haya influido en forma negativa entre los votantes de clase media que el kirchnerismo pretende reconquistar, el diputado nacional y su esposa, la Presidenta, ya han decidido que van a profundizar su estrategia de confrontación. Lo que vieron hasta ahora será un juego de niños comparado con lo que se viene de acá a fin de año.
Por lo pronto, los jueces de la Corte que deben decidir sobre el artículo 161 de la Ley de Medios que obliga a las empresas a vender sus licencias en menos de un año saben desde la semana pasada que la guerra es en serio. Y que eso significa el uso de información profesional y personal sobre cada uno de ellos. Profesional con el fin de utilizarla para un eventual pedido de juicio político. Y personal, para que los miembros del máximo tribunal comprendan que no son intocables.
Para ponerlo en términos más directos: que les puede pasar lo mismo que a muchos que se atrevieron a enfrentar a Kirchner y terminaron dando explicaciones sobre sus cuentas bancarias, el pago de sus impuestos y su vida privada.
Publicado en El Cronista