La pregunta puede ser planteada desde varios supuestos. Uno: que el ex presidente, y no otro, será único el candidato del oficialismo. Dos: que, aunque desde marzo hasta agosto la imagen positiva de la presidenta Cristina Fernández y su marido se fueron recuperando, este crecimiento no alcanzaría para ganar en primera vuelta. Y tres: que cualquier candidato "opositor" que enfrente a Kirchner en el ballottage debería ganar, porque la imagen negativa y el rechazo de éste sería similar al que tenía Carlos Menem en las presidenciales de 2003, cuando perdió contra el propio candidato del Frente para la Victoria.

Pero antes de continuar deberíamos presentar otro interrogante que contradice a los primeros supuestos: ¿Por qué Kirchner no podría ganar en primera vuelta? ¿Quién, con un mínimo sentido común, podría no tomar en cuenta su notable repunte en las encuestas que lo llevaron a un 35 por ciento de imagen positiva hasta fines de julio? ¿Quién podría ignorar los indicadores económicos que muestran un crecimiento sostenido y que incluyen, entre otros datos, un constante aumento del consumo y hasta una baja del desempleo? Si el Producto Bruto Interno sigue subiendo y el optimismo de los argentinos también, ¿por qué razón no va a continuar elevándose la intención de voto del ex mandatario? El argumento para responder esa pregunta se puede encontrar no en las estadísticas sino en la psicología del propio Néstor Kirchner.

Es decir: cada vez que él y su esposa se empiezan a reconciliar con parte de la clase media que le dio la espalda en las legislativas de junio de 2009, Kirchner hace algo que impacta en la sociedad, obtiene fuerte apoyo en su núcleo duro, pero genera rechazo aún en los que admiten que Argentina está mejor y que este gobierno, muchas veces, toma las decisiones correctas. Dos ejemplos de decisiones correctas: la asignación por hijo (que alentó el consumo y tuvo la adhesión de la mayoría de los argentinos) y los festejos del Bicentenario (que fueron interpretados como un intento de abandonar la política de confrontación). Y dos ejemplos candentes de movidas que generaron rechazo: la embestida contra Fibertel y la acusación contra los accionistas de Papel Prensa, a quien la Presidenta los presentó como responsables de haber cometido delitos de lesa humanidad.

La reacción negativa ante los dos casos citados no es un invento del autor. Fue certificada por una encuesta de una prestigiosa consultora cuyos resultados definitivos se conocerán en los próximos días. El trabajo afirma que tanto Néstor Kirchner como su esposa perdieron 5 puntos de imagen positiva de los 35 que tenían hasta fines de julio. Y que ese caudal fue a parar directamente a la casilla de imagen negativa. ¿Por qué Kirchner lo hizo? ¿Acaso porque piensa que se le acaba el tiempo para golpear duro a los que considera sus principales enemigos, corporizados en los medios que no lo apoyan? ¿Porque supone que así tendrá un año completo para hacer política sin "oposición de prensa"? ¿Porque mide los tiempos con tal precisión que descuenta que se puede dar el lujo de enfrentar ahora al Grupo Clarín, caer en las encuestas y volver a recuperar votos más cerca de agosto y octubre?

¿O lo hizo, al fin y al cabo, porque la confrontación sin medir costos es parte de su naturaleza?

Los antecedentes del ex jefe de Estado demuestran que no puede hacer política si no la dirige contra un enemigo al que presenta como el mal absoluto. Jugada que le dio resultado frente a un enemigo repudiable como la Corte Suprema de la mayoría automática y frente a una sociedad que demandaba la recuperación de la autoridad presidencial. Pero que no le sirvió frente al campo y tampoco le está resultando efectivo contra el Grupo Clarín.

Por todas estas razones, los que analizan la política con sentido común, afirman desde hace tiempo que Kirchner tocó un techo, y que no le alcanzará para ganar en primera vuelta. O sea: con el 40 por ciento de los votos y con 10 puntos de ventaja sobre el segundo.

Pero esos analistas también se preguntan: ¿qué candidato opositor será capaz de ganarle a Kirchner? Es una curiosidad pertinente porque las encuestas cualitativas dicen que el candidato ideal debería tener con qué. O mejor dicho: debería tener el coraje y el temple y establecer los acuerdos mínimos como para enfrentar o contener a dirigentes tan "pesados" como Hugo Moyano o Luis D´Elía, por citar solo dos casos.

El ex presidente Eduardo Duhalde, fanático de las encuestas, no ignora esa percepción. Por eso empezó a pintar el país con la leyenda "Duhalde puede". Y por eso repite todo el tiempo la anécdota del productor ganadero que lo habría enfrentado cara a cara para decirle:

- El que puso a "El Loco" tiene que sacarlo.

Sin embargo, sus rivales en la interna del peronismo disidente ya distribuyeron en los medios una encuesta que dice que, de todos los postulantes, el único que podría perder frente a Kirchner en el ballottage sería Duhalde, por su alto nivel de rechazo, muy parecido al del ex gobernador de Santa Cruz. Duhalde responde a sus adversarios internos:

- Me apuntan porque soy el que mejor está en las encuestas.

Es una verdad relativa: porque no miente cuando dice que está por encima de Felipe Solá, Mario Das Neves y Alberto Rodríguez Saá. Pero también es cierto que tiene por encima suyo a Carlos Reutemann, Mauricio Macri y Francisco De Narváez.

El vicepresidente Julio Cobos y el diputado nacional Ricardo Alfonsín también conocen el temor de los argentinos por la gobernabilidad. El desafío de ambos es demostrar que el radicalismo en general y ellos, en particular, tienen el coraje para conducir el país y el pulso para terminar su mandato.

Al parecer, todavía no han logrado dar vuelta esa sospecha. Hace pocas horas, Roberto Zapata, un español que hace encuestas cualitativas cada dos años a pedido del asesor de Macri, Jaime Durán Barba, entregó un extenso y complejo estudio con resultados dignos de analizar.

Uno contiene, según los macristas, una señal de alerta. Es el que afirma que entre los grupos analizados, Kirchner sigue siendo rechazado por la mayoría, igual que a fines de 2008, pero que algunos, ahora, le empiezan a reconocer sus virtudes de administrador.

Otro ejercicio pide a los consultados que asocien a las figuras políticas con animales. Tanto Cobos como Alfonsín son vistos como palomas: buenas, pacíficas e incapaces de hacer daño a nadie. Mientras que Kirchner, Duhalde y Macri son percibidos como leones: agresivos con sus enemigos y protectores con sus cachorros.

Macri ya había sido percibido como león en 2005, cuando perdió las elecciones contra Aníbal Ibarra. Zapata y Durán explicaron entonces que Ibarra había ganado porque los porteños lo asociaban a un perro. "El perro es el mejor amigo del hombre, un integrante más de la familia, alguien con quien podían identificarse. Ibarra perro le ganó a un Macri león agresivo al que los porteños le temían, porque sentían que venía a privatizar todo y arrasar con mucho de los bueno que tenía la ciudad".

Los consultores del jefe de Gobierno piensan que, de los tres leones, Kirchner es hoy intuido como el más agresivo y el menos protector, y que Duhalde le sigue muy de cerca. Por eso confían en que Macri, aún con un alto nivel de argentinos que no lo votarían jamás, tendría una chance cierta de ganarle al ex presidente en segunda vuelta. Incluso por encima de "las palomas", aunque hoy aparece, en intención de voto, por debajo de Cobos.

"Pero antes tiene que demostrar que posee los huevos para salir intacto del caso de las escuchas y resistir el embate del kirchnerismo" aclaró otro asesor, en lenguaje directo.

Todavía nadie preguntó con que animal asocian los argentinos a Carlos Reutemann. Pero una fuente de la misma consultora que informó sobre la recienta caída en la imagen de Kirchner consideró que, si decide ponerse en carrera, el ex corredor de Fórmula 1 tendría mejores posibilidades que cualquier otro de transformarse en presidente en octubre de 2001.

 

Especial para lanacion.com