(Columna presentada en Radio Berlín y publicada en Infobae) El gran error del presidente Mauricio Macri es su exceso de confianza. Lo tuvo cuando ganó las elecciones frente a Daniel Scioli y pensó que solo con eso irrumpiría una ola de inversiones.
Y volvió a pecar de exceso de confianza cuando supuso que iba a poder aumentar las tarifas de los servicios públicos en muy poco tiempo, porque la mayoría de la sociedad había comprendido que la energía no es gratis sino muy cara.
Las últimas encuestas confirman su error de diagnóstico: aunque la mayoría acepta que no se podía seguir así, el 70 por ciento rechaza los aumentos, por desproporcionados.
El jefe de Estado, en la intimidad, confiesa que él no vino para administrar un Estado descuajeringado, sino para producir un cambio cultural en la mente de los argentinos.
No le va a ser fácil.
Sobre un total de más de 40 millones de habitantes, hay cerca de 17 millones que viven de un sueldo público o cobran algún tipo de plan que le paga el Estado. El núcleo productivo del sector privado asciende a cerca de 10 millones de personas.
El corralito de quienes pagamos los impuestos más altos de la región, y uno de los más altos del mundo, es demasiado pequeño para soportar el resto del peso del gasto del Estado.
Para decirlo rápido y sencillo: no es que solo la clase dirigente es populista; la mayoría del país lo es porque la mayoría, directa o indirectamente, vive del Estado.
Para hacer todo lo que se necesita hacer, y al ritmo adecuado, Macri necesitaría mayoría en ambas Cámaras, y acuerdos con una oposición que ya no piensa en resignar 2019 sino en evitar su reelección y colocar a un candidato más populista y en sintonía con el 70 por ciento de los argentinos que rechazan, por excesivo, el aumento de taifas.
El lado político de Cambiemos, con Elisa Carrió, Alfredo Cornejo y Emilio Monzó a la cabeza, insisten: el ritmo de los incrementos debió haber sido otro. Además, están sumamente preocupados porque se viene una fuerte discusión alrededor del Presupuesto del año que viene, y la propuesta del Poder Ejecutivo es un recorte de 200 mil millones de pesos, que ni el "peronismo racional" ni los muchachos de Cristina Fernández de Kirchner se van a privar de rechazar.
Quienes están alrededor del jefe de Estado siguen alimentando ese exceso de confianza que hizo al Presidente trastabillar durante los últimos seis meses.
Confían, para ganar las elecciones del año que viene, en que la expresidenta no se bajará, y mantendrá a la oposición fragmentada.
Pero ya hay peronistas aventajados que buscan un acuerdo extrapolítico para lograr que Cristina apoye a un candidato a Presidente que no sea del palo: le ofrecerían impunidad a cambio de un paso al costado.
Se trata de una oferta demasiado tentadora como para rechazarla de una, en caliente.