(Columna presentada en Radio Berlín y publicada en Infobae) El Presidente, quien ayer volvió a criticar al círculo rojo, podría estar pasando una buena mañana: en los diarios de papel y los portales predominan tres buenas noticias y, como si esto fuera poco, el dólar parece mantenerse en el mismo nivel que hacia fines de la semana pasada.
Las tres buenas noticias podrían tener un impacto directo en la vida cotidiana y el ánimo de los argentinos. La Ley Justina, que convierte a todos los mayores de 18 años en donantes de órganos -salvo que se hayan opuesto antes expresamente-, va a cambiar, para bien, todo el sistema.
Así es la Argentina: tuvo que morir un ángel de 12 años, Justina Lo Cane, mientras esperaba un corazón, para que los legisladores despertaran de su letargo y aprobaran la ley.
La segunda buena noticia es la media sanción en Diputados de la urbanización de villas, un proyecto de Elisa Carrió, Mario Negri y Nicolás Massot, para registrar y censar más de 4 mil barrios populares, entregar títulos de propiedad y facilitar los servicios esenciales a más de 3 millones de personas.
Por supuesto: se trata de un plan ambicioso que precisa de la aprobación del Senado y de miles de trámites y complicaciones que no se solucionarán de la noche a la mañana, pero apunta a incorporar al sistema a una parte de la población que hoy está completamente afuera.
La tercera buena noticia es que la presión de la opinión pública obligó al bloque de senadores peronistas que lidera Miguel Ángel Pichetto a presentar un proyecto de recuperación de los bienes de la corrupción. Es distinto al primero que se había presentado, hace más de dos años, y que perdió estado parlamentario. Este obliga a esperar, para incautar los bienes, la condena definitiva de los delincuentes que se robaron la plata.
Habrá que ver cómo evoluciona la movida, pero el gesto del bloque peronista, al menos en apariencia, los aleja de la protección de personajes como José López, Lázaro Báez, Cristóbal López y también la ex presidenta Cristina Kirchner.
Ayer Macri le reclamó al círculo rojo que "ponga el hombro". Se dirigió, en especial a "los dirigentes políticos, sindicalistas, empresarios y comunicadores". Les pidió que dejen de exigir soluciones mágicas y que presenten planes alternativos.
No parece ilógico que el jefe de Estado le solicite respuestas a una oposición racional que dice pretender lo mejor para el país. Pero exigirle a la prensa que presente un plan económico o de gobierno alternativo es desconocer o subestimar el rol del periodismo y los periodistas.
Si es verdad que el Presidente quiere impulsar un cambio cultural en toda la sociedad, debería empezar por entender que los medios están para informar, criticar las malas decisiones políticas y denunciar los hechos de corrupción. Es el mejor antídoto para hacer una sociedad mejor, que es lo que pregona el propio Mauricio Macri, ahora convertido en un piloto de tormentas por obra y gracia de las malas noticias de la economía.