A casi un mes de la muerte de Néstor Kirchner, su viuda, la presidenta Cristina Fernández, parece cortarse sola de cara a su reelección el año que viene, sus seguidores festejan por anticipado y los líderes de la oposición permanecen fragmentados, en medio de una confusión que los aleja de la gente.
Estas son algunas claves para entender lo que pasa:
. Cristina y sus asesores sacan buen provecho del "estado de duelo": Mientras la oposición duda entre la prudencia ante el dolor de la pérdida y el mismo antikirchnerismo que practicaba cuando el ex presidente estaba vivo, la Presidenta hace todo lo que debe hacer para conservar el baño de imagen positiva que recibió apenas quedó viuda: se muestra como alguien dispuesta a acordar, mientras en verdad permanece intransigente y le carga el costo político del no acuerdo a Elisa Carrió y Graciela Camaño, las nuevas caras de la intolerancia política.
. La realidad es muy distinta. La jefa de Estado ordenó que se vote el presupuesto sin cambiar una sola coma, dio directivas para que se juegue "a matar o morir" y bendijo, por acción u omisión, las gestiones políticas y económicas de varios operadores para intentar convencer a decenas de diputados que, a priori, no estaban de acuerdo con apoyar la iniciativa oficial.
. La denuncia de Carrió puso la maniobra al descubierto. Los valientes testimonios de las diputadas Cynthia Hotton y Elsa Álvarez confirmaron las gestiones. Pero la indignación contra Carrió de colegas como Ricardo Alfonsín, Margarita Stolbizer y Laura Alonso, de PRO –quienes consideraron que la líder de la Coalición Cívica había metido a todos en una misma bolsa– resultaron funcionales al kirchnerismo y sirvieron para que el Gobierno matara dos pájaros de un tiro, el miércoles de la semana que pasó.
. Un disparo lo utilizaron para evitar la discusión por el presupuesto 2011, echarle la culpa a la oposición y lograr que el Gobierno trabaje con el presupuesto de este año, que le garantiza el mismo nivel de discrecionalidad en el manejo de más de 100 mil millones extras. El otro disparo lo usaron para cerrar en tiempo récord la cuestión de privilegio debido a las propuestas indecentes a Hotton y Álvarez. Los votos a favor del cierre de Stolbizer y otros le dieron al oficialismo el aire que necesitaba. Y la piña de Camaño a Kunkel le sirvió a la Presidenta para victimizarse, y confundir todavía más a la opinión pública. (En el medio de semejante desbarajuste, la sociedad no tiene manera de vincular a una presidenta de luto con esta lucha en el barro de todos contra todos).
. Mientras tanto, un ejército de consultores, encuestadores y analistas de opinión pública que asesoran al Gobierno trabajan de manera coordinada para transformar en una película que dure hasta octubre del año que viene la foto que muestra a la presidenta con mucha ventaja por sobre cualquiera de los candidatos.
Los ingredientes del menú Cristina 2011 ya están a la vista. Incluye una persistente labor para transformar a Kirchner en algo que sintetice lo mejor de Juan Domingo Perón, Ernesto Che Guevara y El Eternauta, porque eso mantiene movilizada a la militancia y asegura muchos votos de quienes sufragarán por primera vez. Contiene la difusión permanente de datos positivos de la economía, como la baja del desempleo, el récord de fabricación y ventas de autos y el pago de la deuda con el Club de París sin pasar por el monitoreo del Fondo Monetario, aunque dos ministros sean sorprendidos conversando con funcionarios del organismo internacional de crédito. Y se completa con las cuidadas apariciones públicas de la jefa de Estado, con discursos más breves y más emocionales, menos irritantes y más contenedores, muy lejos de aquella que hablaba contra "los piquetes de la abundancia", atacaba "al monopolio" y parecía denigrar a cualquiera que no pensara como ella.
La alta inflación, la inseguridad y el desgaste en el ejercicio del poder es algo que hará bajar, día tras día, la espuma que los prestidigitadores oficiales siguen agitando desde que Kirchner murió, de manera repentina, y dio vuelta al mapa político de la Argentina. Los líderes de la oposición que mejor lo comprendan tendrán una nueva oportunidad en la segunda vuelta de las próximas elecciones presidenciales.
Publicado en El Cronista