(Columna publicada en Diario El Cronista Comercial) En el pequeño círculo del gobierno que está pendiente de lograr la reelección de Mauricio Macri, se sostiene que Cambiemos solo podría perder en octubre si se desata una nueva corrida contra el peso, que termine en otra devaluación.
Sin embargo las máximas autoridades del Banco Central (BCRA) consideran que eso no sucederá. La explicación que ofrecen es puramente técnica. Aseguran que tanto las empresas como los particulares tienen sus carteras y la mayor parte de sus ahorros dolarizadas. Sostienen que en el mercado no hay tantos pesos como para que puedan pasarse a dólar de un día para el otro. Y revelan que están utilizando herramientas muy efectivas para que los grandes inversores no residentes no ingresen a la Argentina a comprar dólares en tropel y que por lo tanto no se vayan de un día para el otro, provocando el típico efecto puerta 12, que casi siempre culmina en una devaluación descontrolada.
En octubre y noviembre del año pasado el Banco Central registró el ingreso abrupto de grandes fondos de inversión, con la intención de comprar dólares, y a partir de ese momento empezaron a usar regulaciones como los encajes bancarios para hacerles más difícil la salida de capitales y menos fácil su entrada.
"El Presidente, cuando le ofreció el cargo a Guido (Sandleris) lo único que le pidió es que le garantice una mínima estabilidad cambiaria, y un plan para bajar la inflación de manera gradual", explicó una alta fuente de la entidad monetaria. La fuente no es ni optimista ni pesimista. Solo despliega gráficos y aporta datos estadísticos. Reconoce que durante 2019 el crecimiento será "cero, o de medio punto para arriba o de un punto para abajo". Acepta que no habrá una drástica caída de la inflación, pero que la curva "tenderá a la baja a partir de junio" y que podía terminar con poco menos de un 30% del costo de vida, entre diciembre de 2018 y el mismo mes de 2019. Admite que una buena parte de la inflación se explica por el cronograma de aumento de las tarifas. Y revela que el flamante secretario de Energía, Gustavo Lopetegui, está trabajando en una compleja y ardua negociación para que las grandes empresas productoras y distribuidoras de energía acepten postergar los aumentos de tarifas, resignen rentabilidad y el impacto en los bolsillos de los contribuyentes "sea mucho menor al inicialmente previsto".
La fuente tiene desplegado, sobre las pantallas, ubicadas detrás de su escritorio, papelitos con las fechas de las elecciones en cada provincia, y los períodos de "incertidumbre electoral" que pueden afectar la cotización del dólar. Obviamente, el alerta máximo está puesto en agosto, la fecha de las PASO. La fuente tiene también, por supuesto, una visión de la macroeconomía que coincide, casi al 100 por 100, con la del ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne. Afirma que la cosecha del campo, en especial la de trigo, sumada al aumento que se registrarán en marzo de las jubilaciones y la Asignación Universal por Hijo, provocarán "un tibio repunte en el consumo. Una sensación de alivio, relativa, que si el mismo tiempo es acompañada por una tenue baja de la inflación, después del pico de 2,9% registrado en enero, ayudará a la sensación de estabilidad". La fuente no quiere hablar de la inoportuna declaración de Macri, quien anticipo que la inflación iría bajando lentamente horas antes de que se conociera el último índice, superior al de diciembre y cercano al 3%.
También se niega a confirmar si la inflación de febrero será mayor a la de enero, aunque admite que no sería descabellado que esto sucediera. Igual que el Presidente, se niega a hacer pronósticos ostensiblemente optimistas. Tiene prohibido repetir el término segundo semestre. Y reconoce, en voz muy baja, que las primeras metas de inflación explícitas diseñadas por Alfonso Prat Gay, la descoordinación del área económica y la enorme vulnerabilidad de la economía argentina tiene como responsables a este mismo gobierno, con independencia de la bomba de tiempo que le dejaron Cristina Fernández y Axel Kicillof a la
administración actual.
También explica que la caída de la economía se va a ir deteniendo pero que la mejora impactará más en algunos sectores del país que otros. "La minería, Vaca Muerta, las economías regionales con perfil exportador, como Córdoba y Mendoza, la Región Centro, en general, van a despegar antes que el resto. Al conurbano profundo las tenues mejoras llegarán mucho más tarde. Quizá al principio de la primavera. Pero nadie aquí espera un efecto rebote como el que se produjo después de la crisis de 2001", aclarara, para ser más explícito. Cuando se le pregunta por el impacto de las tasas de referencia en el cierre de comercios, la crisis en las pequeñas y medianas empresas y el nivel de consumo, la fuente reflexiona: "Estamos en la peor fase de los resultados que terminan produciendo las soluciones mágicas como el Plan Austral de (Juan) Sourrouille, la convertibilidad de (Domingo) Cavallo o el cepo cambiario. El mundo no nos cree más, porque ya incumplimos nuestras promesas infinidades de veces. Para volver a una economía sana, tenemos que hacer un enorme esfuerzo y cumplir con las metas del déficit primario. Y las vamos a cumplir", promete.
Para evitar la caída del empleo, reactivar a las pequeñas y medianas empresas, impedir el cierre de más comercios y que se fundan sectores completos, como el textil, la fuente es partidaria de políticas proactivas, como el blanqueo laboral, la baja de impuestos, los créditos subsidiados y la vigencia de los planes sociales para los sectores en emergencia. "Pero esa no es mi responsabilidad, aunque entiendo que pronto se anunciará un paquete para empezar a discutir en el Congreso".
La responsabilidad de anunciar medidas para detener el aumento de la desocupación y el cierre de las pymes le corresponde al ministro de Producción y Trabajo, Dante Sica. Sica ahora empezó a hablar de todas estas cosas, pero no puede dar respuesta a un reclamo generalizado: el crédito a tasas subsidiadas, para pagar los aumentos de sueldos, las tarifas y los impuestos nacionales, provinciales y municipales.
Cerca de Macri admiten que lo que se impulsa no es un plan integral de crecimiento, sino uno de emergencia. Para llegar a octubre y conseguir la elección. Para llegar a fin de año sin la Argentina patas para arriba. Otra fuente del Banco Central completa: "los argentinos tenemos la memoria corta. Enseguida nos olvidamos que hace apenas unos meses, en septiembre del año pasado, estuvimos a punto de caer al abismo".