(Columna publicada en Diario El Cronista Comercial) En uno de los momentos más críticos de su gestión, con una inflación que no termina de bajar, una economía que no crece, un nuevo récord de cierre de comercios y empresas, cientos de miles de puestos de trabajos perdidos y el índice de pobreza en aumento, uno de los hombres de mayor confianza del presidente Mauricio Macri vuelve a desafiar al círculo rojo con un análisis electoral provocador. "Estamos mejor ahora que en febrero de 2015", evalúa.
El alto funcionario aporta cifras y argumentos. Sostiene que hace cuatro años, Cambiemos no estaba consolidado. Agrega que había encuestas que lo daban a Macri tercero, detrás de Daniel Scioli y Sergio Massa. Afirma que María Eugenia Vidal, "en la que nadie, excepto Mauricio y unos pocos más creíamos", ni siquiera aparecía como segura candidata para disputar la gobernación de la provincia de Buenos Aires. Recuerda la fuente que en febrero de 2015 todavía la UCR no terminaba de confirmar su apoyo a Macri. "Estamos mejor que hace cuatro años, porque, incluso las encuestas de las consultoras que trabajan para Cristina o el resto del peronismo, reconocen más intención de voto que la que teníamos entonces", dice.
La fuente entiende que, si las primarias fueran hoy, Cambiemos alcanzaría un porcentaje parecido no al que alcanzó en Las Paso de 2015, sino a los votos que logró en primera vuelta de ese año. Invita a repasar las cifras. El 9 de agosto de 2015, Cambiemos obtuvo el segundo puesto en las primarias abiertas y obligatorias. Logró el 30,12 por ciento de los votos. Fue la suma del 24,5 por ciento de la fórmula Macri-Michetti, el 3.34 por ciento de la de Ernesto Sanz-Lucas Llach, y el 2,28 por ciento del binomio Elisa Carrió-Toti Flores. El Frente para la Victoria, con Daniel Scioli- Carlos Zannini resultó primero con el 38,67 por ciento de los votos. Y Unidos por una Nueva Alternativa, con Sergio Massa a la cabeza, logró casi el 15 por ciento de los votos y sumó los de José Manuel de la Sota, para terminar en casi el 21%..
Dos meses y medio después, el 25 de octubre de 2015, en primera vuelta, Scioli obtuvo el 37,08 por ciento de los votos, Cambiemos el 34,15% y Massa el 21,39%. Al final, en la segunda vuelta, realizada el 22 de noviembre, Macri ganó con el 51,34% de los votos, contra el 48,66% de la fórmula elegida a dedo por Cristina Fernández de Kirchner
¿Y qué dicen ahora las encuestas que maneja el Gobierno? "Que más allá de algunas tenues oscilaciones, el escenario se divide en tres tercios. Dos tercios son duros. Inamovibles. Representan opciones conceptuales. Una manera de ver la vida. Podríamos denominarlos tribus". De acuerdo a este análisis, un tercio corresponde a la "tribu" kirchnerista, el otro a la "tribu" macrista, y el resto a los que hoy sostienen que no votarían a ninguno de los dos.
"Vamos a salir a disputar el voto de los Ni/Ni. Creemos que tenemos que tenemos muy buenas posibilidades de recuperar a los que hoy se muestran decepcionados, desencantados, defraudados e incluso están con bronca y enojados", reconoce. La fuente no niega ninguno de "los pasivos" que impactaron en forma muy negativa en la imagen del Gobierno y del Presidente y en la intención de voto de la alianza Cambiemos.
"Hay un enorme desfasaje entre las expectativas que generamos y los resultados concretos. La campaña nos va a servir para poder argumentar porqué, y plantear adonde queremos ir". Mientras que el kirchnersimo y el resto del peronismo insistirá con el latiguillo de que ahora estamos en el infierno y que el de Macri es el peor gobierno de la historia, desde Cambiemos se le responderá que, en las cuestiones centrales, se hizo, en tres años de gestión, lo que el peronismo no pudo hacer en décadas. Entre otras cosas, darle cloacas y agua potable a más de un millón de argentinos, sin favorecer con obra pública a los amigos y "sin cuadernos de la corrupción".
Mientras que la oposición machacará con la idea de que este es un gobierno de ricos para ricos, Cambiemos publicará cifras que demuestran que nunca hubo tanta ayuda social como desde diciembre de 2015 hasta la fecha. Al mismo tiempo que el peronismo se arrogará la representación de los más humildes y necesitados, el gobierno defenderá la idea de que fueron cómplices de los narcotraficantes y se negaron a combatir le delincuencia, mientras saqueaban las arcas del Estado y ahora se niegan a devolver los bienes y el dinero de la corrupción.
La fuente supone que así como Cambiemos tiene sus pasivos, el kirchnerismo y el peronismo cargan con una mochila llena de piedras que lo hacen "invotable". Los ejemplos de la semana que pasó son muy ilustrativos. El de Luis Delía jurando venganza para los jueces que investigan mientras la Cámara de Casación ordena su inmediata detención por el violento copamiento de la comisaría 24 de la Boca hace ya 14 años. La foto del PJ bonaerense en la que sobresalen, el imputadísimo Hugo Moyano, el procesado en causas de corrupción como Hotesur, Vialidad y Los Sauces, Máximo Kirchner y el ex intendente de La Matanza, Fernando Espinosa, y el energúmeno de Santiago Cúneo, entre otros, parece armada por el equipo de campaña de Jaime Durán Barba. La fuente, al contrario de la mayoría de los dirigentes de Cambiemos, no le teme a la posibilidad de que Cristina no se presente como candidata. "En el ámbito electoral, los votos no se ordenan según la oferta, sino de acuerdo a la demanda. A pesar de lo que escribe y afirma el círculo rojo, nosotros ya sabemos que los votos de Cristina, si no se presenta, no irían, automáticamente, a los candidatos del peronismo no k".
La fuente considera que, a la hora de la verdad, la suma de la tribu de Cambiemos más los votos de los desencantados que se puedan recuperar, terminará resultando superior a la ecuación de lo dispuestos a votar a Cristina más los desencantados de Macri, o a la ecuación de los peronistas sin Cristina más los defraudados por Macri. "Incluso si Cristina, Massa y Lavagna, sufrieran un golpe en la cabeza y anunciaran un acuerdo de unidad, no alcanzarían, todos juntos, los votos suficientes para ganar en segunda vuelta", vaticinó. A lo único que le temen la fuente y el Presidente es a la posibilidad de una nueva corrida contra el peso. "Si vuelve a suceder, todo lo que te diga hoy va a sonar como del siglo pasado".