(Columna publicada en Diario El Cronista Comercial) Hace unos días, Jorge Macri le habló a su primo, el Presidente, con parte de su corazón en la mano. Sucedió en la Quinta de Olivos. Fue después de la muerte de Franco Macri y antes de la entrevista que concedió a La Cornisa. El intendente de Vicente López fue al hueso. Le dijo, palabra más, palabra menos, que Cambiemos es una fuerza rara. Que desde que asumió el poder y ganó las elecciones se achicó, en vez de agrandarse. No solo en cantidad de legisladores ni afiliados. Más bien en términos de acumulación política real.
Que su hipótesis no es en contra de Jaime Durán Barba ni de Marcos Peña. Tampoco tiene que ver con la propuesta que hace tiempo viene planteando, por ejemplo, el presidente de la Cámara de Diputados, Emilio Monzó. El primo del Presidente fue un poco más allá. Dio por sentado, por ejemplo, que Mauricio sería reelecto, que a María Eugenia Vidal la volverían a votar prácticamente la misma cantidad de bonaerenses que lo hizo en la elección en la que ganó la Gobernación bonaerense. Que incluso se puede llegar a ganar algún distrito más de los 69 que ya tiene Cambiemos, si se hacen las cosas bien, y se desarrolla
una campaña inteligente.
Jorge Macri se cuidó mucho de aclarar desde el lugar en que lo decía. El no participa ni cree en "la tontería" de suponer que su primo se va a bajar para ungir a la gobernadora de la provincia como candidata presidencial. Tampoco está trabajando para meter por la ventana a nadie. Solo lo invitó a pensar.
A pensar por qué Vidal abrió el juego y pudo acordar y lograr cosas puntuales y muchas generales con la oposición. Desde cooptar al ex intendente de San Miguel Joaquín de la Torre, hasta la aprobación de leyes claves con el acuerdo de los diputados de Sergio Massa. A pensar por qué Horario Rodríguez Larreta abrió espacios de "vínculo" y convivencia con sectores de la oposición porteña que le sirvieron para neutralizar a las agrupaciones opositoras mas radicalizados de la Ciudad. A pensar por qué, a diferencia de Vidal y Rodríguez Larreta, el gobierno nacional tiene una relación tan fría con los medios de
comunicación en general y algunos periodistas en particular.
El intendente de Vicente López recordó al Mauricio Macri de hace algunos años, el que se tomó el trabajo, junto a un equipo integrado, entre otros, por Peña, Miguel de Godoy, Pablo Avelluto, los mismos Vidal y Larreta, de hablar con periodistas, empresarios, sindicalistas y cualquier formador de opinión para pedir disculpas por generar expectativas sobre su candidatura presidencial que no fue. Que hicieron un enorme esfuerzo para mejorar los vínculos inexistentes o rotos con todo el circulo rojo que ahora "ningunean".
Su primo cree que quizá sea el momento de mostrarse caliente hacia afuera pero recuperar las viejas relaciones con gente con la que Macri hablaba con frecuencia. Incluso con los más impensados. Desde Jorge Brito, del Banco Macro, hasta los dueños de medios a los que antes invitaba a almorzar. Desde dirigentes de Alternativa Federal como Sergio Massa y Juan Schiaretti hasta los radicales más enojados, como Ricardo Alfonsín y Federico Storani. Desde Monzó, aún cuando muchos ya consideran que entre ambos se rompió la confianza y eso no da para más, hasta Margarita Stolbizer, aunque no sea para ofrecerle ningún cargo. Quizá sea bueno, incluso, empezar a desarrollar un operativo de contención, sincero y descarnado, para pedir ayuda por anticipado, aún después de un eventual triunfo, en octubre o noviembre de este año.
Macri, Jorge, está seguro que si su primo logra la reelección necesitará de un acuerdo básico para que esto no se vaya al demonio. Y que no sería una mala idea empezar a trabajar en esa dirección, sin dejar de lado las legítimas aspiraciones de cada dirigente de la oposición.
El Presidente lo escuchó con atención. Y no le dijo, como a otros que le vinieron a plantear cosas parecidas: "basta con la misma teoría del círculo rojo". Tampoco le aseguró que lo haría. Solo le concedió el silencio, en vez de desecharlo de plano.