(Columna presentada en CNN Radio y publicada en Infobae) La mesa chica y también la mesa grande del gobierno se encuentra en pleno análisis del plan que se podría denominar "cómo recuperar votos sin cambiar el rumbo" del plan económico. Podría ser presentado, también, como la contracara del "Plan aguantar", que era, Carlos Melconian dixit, el que proponía hasta ahora el presidente Mauricio Macri, junto al ministro Nicolás Dujovne y el titular del Banco Central, Guido Sandleris. El plan consistiría en tomar medidas económicas heterodoxas pero sin transformar sustancialmente el presupuesto ni poner en riesgo las metas del déficit cero.
Casi todas las medidas, que en total, no pasarían de 15, apuntarían a generar empatía o acercamiento a los ciudadanos, para aliviar la bronca que produce el hecho de que cada vez se paga más por los mismos alimentos. Aunque parezca mentira, el Presidente y sus hombres de confianza están más preocupados en como presentar y nombrar el paquete de medidas que en el detalle de alguna de ellas. Porque de eso también depende, suponen, no solo el éxito de la decisión sino la credibilidad. La credibilidad ante los votantes y la credibilidad ante los organismos internacionales de créditos.
En especial, el Fondo Monetario, el prestamista de última instancia. Es difícil que se recurra al término control de precios. O congelamiento de tarifas. Pero lo que sí se intentará es un acuerdo de ciertos precios de la canasta básica, cuyos fundamentos, aparecen, en parte, en la llamada ley de góndolas que el Parlamento jamás aprobó. También se planteará un mecanismo para poder pagar las tarifas en cuotas y se ofrecerá financiamiento y préstamos a tasas subsidiadas para beneficiarios de planes sociales, jubilados y las PYMES que cumplan con los requerimientos exigidos por el ministerio de la Producción.
Los últimos créditos que se otorgaron a pequeñas y medianas empresas fueron interrumpidos porque se detectaron muchos casos de beneficiarias que en vez de usarlos para lo que se habían comprometido, los pusieron en la bicicleta financiera e hicieron uso y abuso de la ventaja que les otorgó el Estado. Altos funcionarios del gobierno revelaron que esta vez serán implacables con las empresas que no cumplan lo pactado en los contratos y las normas. No importa que sean hipermercados, bancos, grandes grupos económicos diversificados, petroleras, distribuidoras de energía o constructoras grandes, medianas y pequeñas.
"No tenemos un ejército de inspectores para controlar cada actividad pero si detectamos un delito o una avivada se lo vamos a comunicar a la opinión pública, para que sepa que estamos alertas y preocupados por el bolsillo de todos", me dijo un ministro, con un lenguaje desusado.
El alerta roja de Jaime Durán Barba planteando que si se continuaba el estado de bronca, decepción y sensación de que no se hacía nada, Macri podría perder las PASO contra Cristina por más de cinco puntos, hizo poner las barbas en remojo a las máximas autoridades. Incluso volvió a algunos altos funcionarios más humildes y generosos. El jefe de Estado espera la devolución de sus socios de la Unión Cívica Radical para terminar de redondear el paquete completo y recién después darlo a conocer.