Hay malas noticias para los impulsores de la movida Cristina ya ganó. De a poco, pero de manera continua, los analistas más lúcidos están empezando a descubrir “la trampa” que hacía posible semejante fantasía. Y las últimas movidas de los mismos propagadores, hacen pensar que hasta ellos mismos están empezando a dudar de la insistente profecía. En primer lugar, profesionales como Sergio Berensztein, de Poliarquía, la encuestadora que menos se equivocó en los últimos años, sostiene, con los números en la mano, un razonamiento lógico que lo desmiente. El viernes pasado visitó un estudio de la radio y dijo:

-“Cristina todavía no ganó, y plantear un escenario donde ya lo hizo, cuando todavía no están definidos los candidatos de la oposición es poco serio”

-“La gente no está metida ni pensando en la elección de octubre. Y la posibilidad de una segunda vuelta depende de quienes sean los candidatos de la oposición, una vez que se definan las internas”.

-“La gente no piensa en la elección porque su cabeza, en términos emocionales, sigue de vacaciones. Más dispuesta a “soportar” y menos crítica. Este marzo, por los feriados y el calor, parece una prolongación de febrero. Eso, en términos políticos, le conviene al gobierno”.

-“Cuando preguntamos, faltando tanto tiempo para las elecciones, lo primero que responde es “no sé. Es lo mismo que responde alguien cuando le preguntan por la marca de un auto, porque no tiene pensado en comprar uno o en cambiarlo”.

-“¿Por qué en ese escenario gana Cristina, por mucha diferencia? Porque es la única “gaseosa” o “producto” que los consultados tienen para elegir. Los demás no están definidos, y tienen que pasar por una interna o ser parte de una alianza que todavía no se concretó”.

El planteo de Berensztein contiene una conclusión indiscutible. Si en el escenario actual se coloca a la presidenta frente a todos los posibles candidatos de la oposición (desde Mauricio Macri a Elisa Carrió, pasando por Eduardo Duhalde y todos los dirigentes del Peronismo Federal, más los tres precandidatos del radicalismo, como Ricardo Alfonsín, Ernesto Sanz y Julio Cobos) se generarían resultados electorales ilusorios.  Es decir: con una candidata indiscutida frente a una decena de precandidatos quitándose votos entre sí. Y si a esos resultados electorales ilusorios se le proyectaran los indecisos, es probable, también, que se llegara a otra conclusión ilusoria: la de que Cristina es imbatible y gana en primera vuelta contra cualquiera.

Berensztein es un profesional serio, por eso no minimiza las altas posibilidades de que la Presidenta gane las próximas elecciones de octubre. Para empezar, reconoce que la muerte de Néstor Kirchner, la transformó, después de tres años de gestión, en una presidenta de verdad. Con un perfil definido. Algo que la opinión pública no percibía, porque la identificaba más como una dirigente tapada detrás de la potente figura de su marido. El sociólogo afirma, además, que su repentina viudez hizo subir su imagen positiva en veinte puntos, porque es un estado que genera respeto, empatía, ternura y hasta ganas de ayudarla. Berensztein indica que a esos datos hay que sumar el boom del consumo, que provoca una falsa sensación de riqueza y felicidad.

- La gente compra televisores, autos en cuotas y electrodomésticos porque ese dinero no le alcanza para ahorrar o comprarse una casa. Es una situación muy parecida a la del 1 a 1 y en los hechos, genera un “buen clima” aunque muchos analistas adviertan que la inflación y otros desequilibrios de la economía tarde o temprano vayan a explotar.

Para que se entienda mejor: el temor por los desequilibrios económicos que manifiestan hoy empresarios, sindicalistas y analistas de mercados todavía no llegó al ciudadano de a pie, más preocupados por la inseguridad, el costo de la canasta básica y los problemas para llegar a su trabajo o a su casa por los piquetes de cada día.

- Por eso el que pretenda ganarle al gobierno deberá utilizar altas dosis discursivas de miedo y esperanza- explica Berensztein.

Otro adecuado instrumento de análisis es revisar con qué votos ganó Cristina Fernández en 2007 en una sola vuelta, y con el 46 por ciento de los votos.

- En esa elección hubo 30 por ciento de peronismo puro, 10 por ciento de voto de campo y 6 por ciento de radicalismo k. Cristina perdió en todas las ciudades grandes. La clase media urbana votó en contra de los Kirchner. Por eso después Néstor decidió conducir el PJ. Se dio cuenta que así manejaba el verdadero núcleo duro de su poder- recordó el sociólogo.

¿Dónde irán para octubre próximo todos esos votos? El gobierno perdió gran parte del radicalismo k y también la mayoría del voto del campo. Todavía conserva a una buena porción del peronismo clásico pero los referentes del peronismo federal le quitarían entre el 5 y el 10 por ciento de los votos. Sin embargo, la suba de la imagen positiva y de intención de voto de la presidenta parece haber captado voluntades que antes no tenía. Y los voceros del gobierno machacan con la idea de que los votantes de menos de 35 años lo harán en forma masiva a favor de Cristina. Esto último también está por verse: más allá del ruido que hace La Cámpora, las últimas encuestas sostienen que, entre los decididos, hay tantos jóvenes k como jóvenes PRO. Una muestra más de que, más allá del operativo Cristina ya ganó, a los votos hay que contarlos de a uno, el día de la elección.

 

Publicado en El Cronista