(Columna presentada en CNN Radio y publicada en Infobae) En el gobierno creen que hay una combinación de elementos políticos y económicos que contribuyen a potenciar la incertidumbre y la volatilidad. El Presidente no es muy afecto a creer en las conspiraciones pero tiene su propia interpretación de por qué pasa lo que pasa. Mauricio Macri considera que una buena parte del establishment, cercana a los hombres de negocios que quedaron dañados por la causa de los Cuadernos, no le perdona que no haya evitado que los acusaran y los procesaran. Que hay, entre los más afectados, empresarios que primero apostaron a Roberto Lavagna y que, ahora repiten como un mantra la hipótesis del Plan V, por María Eugenia Vidal.

"Son los mismos que vienen diciendo, desde el año pasado, que lo mejor que podría haber hecho Mauricio es bajarse, para evitar que el Gobierno volara por los aires", me dijo una fuente muy cercana a la máxima autoridad del gobierno. Parece que Macri los tiene identificados. Independientemente de la volatilidad del mercado, en la pantalla del Banco Central miran con detenimiento a los compradores nativos que esperan los últimos minutos, antes del cierre, para adquirir dólares y así provocar una suba en la cotización del tipo de cambio.

También están siguiendo, minuto a minuto, los movimientos políticos de los lobistas del círculo rojo. El Presidente aprovecha para enviar un mensaje político contundente a sus interlocutores pertenecientes a la pirámide del 3 por ciento de los argentinos con más ingresos, cuando los tiene enfrente y en persona. Les hace saber que él no es ni Raúl Alfonsín ni Fernando De la Rúa. Que jamás se bajará porque sería una señal de debilidad, y no hay ninguna encuesta seria que lo de perdiendo contra Cristina Fernández o cualquier otro candidato.

Que comprende la impaciencia del peronismo cuando sospecha que podría permanecer otros cuatro años sin conducir el Poder Ejecutivo Nacional. Pero que, por más que pretenden instalar a candidatos como Lavagna o la idea de que Vidal lo pueda suceder, la realidad les volverá a pegar un cachetazo y que él será reelecto. Reelecto con una diferencia mínima, pero sin discusión.


En el Gobierno están convencidos de que la pelea contra la suba del dólar y del riesgo país, será, durante las próximas semanas, día por día, y que el contexto internacional no ayuda, porque Argentina es uno de los países emergentes más vulnerables y cuya economía es más volátil. Macri asume frente a sus interlocutores la parte de responsabilidad que dice que le toca, pero le echa la culpa al miedo de que vuelva Cristina Fernández por lo menos la mitad de los puntos que acumula el riego país.

"Los bonos con vencimiento después de las elecciones pagan menos que los bonos con vencimiento a tres o cuatro años. Eso quiere decir de que los mercados y la mayoría de la gente tiene pánico al regreso de un gobierno populista y que falsea las estadísticas", me dijo un consultor financiero que se especializa en mercados emergentes. De manera paradójica, el pánico a Cristina podría impactar una vez más en el humor electoral favoreciendo a Cambiemos.

"Las PASO funcionarían con la lógica de las elecciones de primera vuelta. O lo que es más extremo, con la lógica del balotage. De esa manera, Macri se vería beneficiando por el anticipo del efecto miedo", me dijo otro consultor perteneciente a una de las tres encuestadoras que menos se equivocan.