(Columna presentada en CNN Radio y publicada en Infobae) Lo digo y lo escribo sin ninguna ironía: ojalá que Sinceramente, el libro que dictó Cristina Kirchner y que escribió la periodista María Seoane, sea leído por millones de argentinos. O más precisamente: por todos los argentinos adultos en condiciones de votar.
No lo planteo solo como responsable de un sello editorial de libros de no ficción que agradece esta nueva ola de interés por la lectura para una industria que está de capa caída. De hecho, nos gusta competir y celebramos que aparezca un bestseller con una demanda inicial de más de 60 mil ejemplares.
Lo deseo, más que cualquier otro motivo, para que, una vez que lo terminen de leer y subrayar –insisto, no por fragmentos, sino de manera completa– se formen una idea cabal de lo que tiene en la cabeza la ex Presidenta y lo que piensa hacer si llega a ganar las elecciones.
Doy por descontado que sus incondicionales acríticos no encontrarán más que la confirmación de que se trata de una especie de santa. Una superheroína indestructible, infalible y portadora de todas las razones del mundo. Pero mi pretensión es que lean esta suerte de cadena nacional en continuado quienes suponen que no encontrarán ninguna novedad o que se trata de más de lo mismo.
Porque Sinceramente no es lo de siempre. Es peor todavía. Es el resentimiento y el odio que desplegó hasta diciembre de 2015, más una dosis más fuerte y concentrada de rencor e ira acumulados después de más de tres años de abstinencia de poder.
Lo plantea, en cada página, de manera explícita. Lo confirma cuando habla de política económica, de corrupción, de justicia, del Congreso y de los medios de comunicación. Y mete miedo, insisto, mete miedo, cuando narra anécdotas que incluyen aspectos de su propia intimidad y se pone a divagar sobre la intimidad de sus adversarios políticos, como Mauricio Macri, María Eugenia Vidal y Gabriela Michetti.
Siempre me negué a hacer consideraciones psiquiátricas o psicológicas sobre Cristina Kirchner. Ahora pienso que una lectura profunda y seria sobre el libro que escribió amerita un argumentado análisis sobre su personalidad. Hasta me atrevería a decir que algunos aspectos de su carácter terminarían siendo más relevantes que su declamada ideología a la hora de tomar decisiones.
Cristina, está vez sí, parece que pretende ir por todo. El medio a terminar presa y a que su hija Florencia pueda ser detenida potencian su deseo de confrontar con el resto del mundo, todavía más. Espero que la dirigencia que no la apoya no la subestime. Y que tampoco minimice su enorme voluntad de volver al poder y consumar sus planes de venganza.