(Columna presentada en CNN Radio y publicada en Infobae) La idea original, antes y después de lanzar la controvertida fórmula Fernández-Fernández era que Cristina se albertizara. Pero, al contrario de eso, Alberto se cristinizó. Basta con revisar sus últimas declaraciones, y el tono desusado de sus quejas. Dijo Alberto que hay un grupo de jueces y camaristas que deberán revisar sus fallos, a los que consideró "una barrabasada". Declaró Alberto que los debates presidenciales no sirven para nada. Anticipó además que él que no asistirá porque el presidente Mauricio Macri es un "mentiroso". Que en todo caso iría de manera forzada, solo para no incumplir la ley.
Afirmó Alberto que hay un grupo de conspiradores que se la pasó especulando sobre su estado de salud. Más parecido al comportamiento paranoico y resentido de Cristina Fernández no puede haber. Es increíble verlo codo a codo con los chicos grandes de La Cámpora, o abrazado con Rudy Ulloa Igor, al mismo tiempo que intenta tranquilizar a los mercados filtrando los nombres de su eventual equipo económico.
Ahora Alberto va a la caza de Sergio Massa, porque presupone, igual que Cristina, que con el líder del Frente Renovador adentro podrían llegar a obtener la pequeña diferencia final que necesitan para ganarle a Mauricio Macri en la segunda vuelta de noviembre de este año. Pero parece que Massa, además de dudas, tiene muy buena memoria. Y no se habría olvidado del golpe de puño que Néstor Kirchner le alcanzó a tirar al mismo tiempo que le pedía la renuncia como jefe de gabinete después de las elecciones legislativas de 2009.
El ex presidente estaba convencido de que Massa lo había traicionado, porque había pegado la boleta de su esposa Malena Galmarini a la del candidato a diputado de la competencia, Francisco De Narváez. Al mismo tiempo Massa le echaba en cara que su compromiso había consistido en integrar la lista de candidatos testimoniales, y que Néstor se debería haber mostrado más agradecido.
Alberto, ahora cristinizado, parece que le está prometiendo a Massa cosas que quizá no pueda cumplir. Aunque se haya enfriado la negociación con Cambiemos, el ex intendente de Tigre intuye que sería menos riesgoso aceptar la propuesta de colectoras en la provincia de Buenos Aires de María Eugenia Vidal, que meterse en la trampa de Cristina y sus aliados. ¿Por qué la ex presidente olvidaría que, después de todo, fue Massa el que le puso un límite a su pretensión de transformarse en eterna?