(Columna publicada en Diario El Cronista) Eduardo Costantini, economista, desarrolladorinmobiliario y administrador de fondos comunes de inversión,se paró un poco más allá de la coyuntura y le envió un mensaje pragmático al candidato Alberto Fernández. Le sugirió que dejara de hacer declaraciones que potencian la incertidumbre porque el presidente Mauricio Macri, a la mayor parte del trabajo sucio, ya lo había hecho.
El "trabajo sucio"sería: "reperfilamiento", "default selectivo" o "reprogramación" de la deuda y control de cambio. O cepo light. O como el mercado y la imaginación de los argentinos quieran llamarlo. Antes el economista Carlos Melconian, en privado, le había sugerido a Fernández lo mismo, pero con más crudeza. Le dijo, palabra más, palabra menos, que no podía optar por recibir una herencia manejable y al mismo tiempo con un alto nivel de reservas. Que era una cosa o la otra.
Este fin de semana, Macri disparó una de sus últimas balas. Después lo llamó a Fernández y le pidió que saliera a apoyar las medidas. El candidato se mantuvo en silencio. Esa fue la mayor concesión que se dignó a hacer. El jefe de Estado se comprometió a "silenciar" o "moderar" a los suyos. Aunque parezca mentira, el jefe de Estado y el candidato hablan más seguido de lo que se sabe. De repente, algo de cordura y sentido común está atravesando el vínculo entre ambos.
Macri se dio cuenta que era un pésimo negocio repetir que el responsable de la devaluación del lunes 12 de agosto eran Alberto Fernández y su compañera de fórmula, Cristina Fernández. Además, algunos estudios le confirmaron lo que muchos formadores de opinión sospechan: que la mayoría de la gente responsabiliza porla crisis y sus consecuencias a quienes están en el ejercicio de gobierno, y no a la oposición.
Por su parte, el postulante que sacó más votos, a medida que pasan los días, se va corriendo cada vez más a lo que se menciona como el teorema del dirigente radical Raúl Baglini: cuando más se acerca la hora de asumir el poder, más pragmático y menos incendiario un dirigente se vuelve.
Costantini, el lunes, en 4 días, fue todavía más allá: estimó que Fernández no debía seguir haciendo daño con sus declaraciones, porque ya no hay manera de que Juntos por el Cambio puede revertir el resultado. El hashtag #LaDamosVuelta que vienen impulsando Los Defensores del Cambio puede ser una buena inyección para no perder la energía y la mística, pero, según el empresario, es muy difícil que tenga algún correlato con la realidad.
Con todo, Macri espera un milagro: llegar entero al 27 de octubre y arañar una segunda vuelta. Llegar entero signica: abollado, lastimado, maltrecho, pero vivo, hasta el último round, como Rocky Balboa. Si lo logra, gane o pierda, la historia lo recordará como el primer presidente no peronista que terminó su mandato en tiempo y forma después de casi un siglo.
El otro gran interrogante es qué hará Alberto, si finalmente gana, al otro día de asumir: tiene que resolver cuestiones urgentes, y muy sensibles. ¿Extenderá el congelamiento del precio de los combustibles o lo liberará, con el consiguiente traslado a la nación? ¿Eliminará la rebaja del IVA a los productos básicos de la canasta alimentaria?
Melconian cree que cualquier gobierno que asuma le llevará todo 2020 estabilizar y renegociar el virtual default y la política de control de cambio. Pero además, quien se haga cargo, deberá pagar el aguinaldo en tiempo y forma, con algunas paritarias que incluyen claúsulas gatillo como la de los maestros bonaerenses.
Hay dos teorías en auge: una, que a Alberto, como buen peronista, le van a dejar hacer algunas de las cosas que Macri no pudo. ¿Cuáles? Una reforma previsional, otra laboral y otra impositiva. Y otra: que Cristina, Máximo Kirchner y dirigentes como Juan Grabois lo van a empezar a "correr por izquierda" para que desoiga "los cantos de sirena del neoliberalismo".
Los economistas de izquierda, derecha y de centro afirman que Alberto no tendrá ni tiempo ni plata para hacer populismo. ¿Cómo resolverá ese dilema? Quizá por eso, dentro de su propio equipo, hay quienes sostienen que habría que obligar a Macri para que haga explotar la bomba, y complete el trabajo sucio que, consideran, está ejecutando en cómodas cuotas. En un diálogo inquietante entre Jaime Durán Barba y Horacio Verbitsky, el periodista le habría vaticinado que Macri se va a tener que ir de manera anticipada.