(Columna editorial completa presentada hoy por Luis Majul en La Cornisa) En las líneas que siguen voy a compartir información muy sensible. La obtuve de varias fuentes independientes, muy cercanas al presidente electo Alberto Fernández. Es información sobre cómo va a gobernar Alberto y con quienes, incluidos el ministro de Economía y el futuro Presidente del Consejo Económico y Social. A su vez voy  detallar las primeras y cruciales medidas que va a tomar.

Pero antes me voy a detener en la foto de Macri y Alberto juntos, que le tomaron el lunes pasado. Es el mejor símbolo para analizar qué pasó de verdad.

Macri, el que perdió, parecía aliviado y satisfecho. Quizá porque ni él esperaba lograr 40 puntos, achicar la diferencia y así lograr la primera minoría en diputados. 

El semblante de Alberto, el triunfador, era el de un hombre feliz, emocionado por haber alcanzado su máximo sueño. El mismo que hasta seis meses atrás nunca imaginó.

Al mismo tiempo su rostro denotaba cierto agobio: es que acaba de asumir una carga demasiado pesada y con final incierto. Esa foto fue lo que motivó que el lunes, en 4 Días, planteara un análisis un tanto complejo.

Sin embargo los jefes de campaña de Alberto y de Macri solo le prestaron atención al título, y me manifestaron sus quejas en público y en privado.

Ahora, para no agigantar la grieta, voy a agregar otra opinión sincera: considero al resultado de las elecciones una buena noticia. Una síntesis perfecta del estado de ánimo de los argentinos.

Muestra el hartazgo a las políticas de ajuste de Macri, del 48 por ciento de los argentinos. Y anticipa que otro 40 por ciento está dispuesto a salir a la calle contra el autoritarismo y la impunidad, representado por la ex presidenta Cristina Fernández.

Por supuesto, no vamos a dejar de hablar aquí (en referencia a la edición de hoy de La Cornisa), en el mano a mano con Daniel Hadad, y en la mesa con Julio Bárbaro, Miguel Wiñazki y Claudio Zuchovicki, de algunas señales curiosas de la última semana:

  • el megacepo y la economía de la transición.
  • la perlita en el discurso de la victoria de Alberto, cuando dijo, como si en la administración de Macri hubieran sido todos extranjeros: “el gobierno volvió a manos de los argentinos”.
  • la gorrita de Brian Gallo que se puso en la cabeza Alberto.
  • la intolerancia de Bolsonaro hijo y la inteligente respuesta de Estanislao Fernández.
  • la alusión que hizo Alberto a Bugs Bunny.

Pero ahora te quiero hablar de lo urgente y lo importante. Alberto Fernández está sumamente preocupado. Sabe que no va a salir de ésta compleja crisis económica de la noche a la mañana.

Fernández no va a dar a conocer a su gabinete antes de las tercera o la cuarta semana de noviembre. No quiere que los desgasten antes de tiempo. Sin embargo, ya tiene a casi todos sus ministros en la cabeza.

Es probable que su ministro de Economía sea, al final, Guillermo Nielsen. La razón por la que se habría decidido, por Nielsen, es su experiencia previa como negociador de la deuda. Matías Kulfás sería el ministro de la Producción. Y Gabriel Katopodis será el ministro de Obras Públicas.

En diciembre, en sesiones extraordinarias, se elegirá un Consejo Económico y Social, con un presidente, un directorio integrado por un diputado del oficialismo, otro de la oposición, un representante de las empresas y otro de los sindicatos.

Algunos creen que Alberto ya le ofreció  la presidencia del Consejo a Roberto Lavagna, el jueves pasado, cuando fue a visitarlo a su casa. Otros afirman que debería asumir un representante de la Iglesia con mucho consenso, como el obispo Jorge Casaretto. Todos los cargos del consejo serán ad honorem.

También en sesiones extraordinarias se presentarán una batería de proyectos que van a configurar la manera de gobernar de Alberto Fernández, quien se apoya en Sergio Massa como presidente de la Cámara de Diputados, en aspectos que parecen claves.

  • se votará una ley que creará una unidad de renegociación de la deuda. Estará al frente de la unidad alguien con rango de secretario de estado pero la integrarán el gobierno y la oposición.
  • se votará una Ley de Emergencia Económica, cuyo alcance sería de enorme envergadura.

Ésta le permitiría, por ejemplo, al Presidente fijar nuevos impuestos y quitar otros.

  • se votará una ley para crear el Consejo Nacional de Seguridad.

Ese consejo será presidido por un ministro. Es muy probable que sea Diego Gorgal. La inteligencia estará focalizada de manera diferente. Se intentará la disolución de la ex SIDE, ahora llamada AFI.

Habrá una secretaría de Inteligencia Económica, que dependerá de la AFIP. Habrá una secretaría de Inteligencia Financiera, que dependerá de la UIF. Y habrá una secretaría de Inteligencia en Seguridad que se abocará a combatir el crimen organizado.

Para disolver a la ex SIDE se deberá votar otra ley: una de reforma de la Ley de Seguridad Interior. Se va a presentar, en el paquete que irá a extraordinarias, un proyecto de reforma impositiva. Va a tener un capítulo de promoción para la pequeña y mediana empresa.

A su vez se va a aprobar otra ley para un nuevo cálculo en los haberes jubilatorios, que contemplará un aumento inmediato.

Sergio Massa, por ejemplo, habló en las últimas horas con el responsable de la ANSES, Emilio Basabilbaso. Le pidió que deje de rifar dinero del Fondo de Sustentabilidad de la ANSES. Massa calcula que se dilapidaron 20 mil millones de dólares.

También Massa rechazó que se le garantice la estabilidad a 70 empleados que vinieron con él, y también cuestionó el pase de 330 empleados públicos de Macri a la planta permanente.

Los cuatro coroneles de la transición de Alberto no serán solamente eso: Gustavo Béliz, por ejemplo, asumirá la secretaria de Planeamiento Estratégico, el lugar que hoy ocupa Fulvio Pompeo. Béliz tiene línea directa con Alberto. Será uno de los hombres más importantes del Gobierno.

Santiago Cafiero será su jefe de Gabinete. Se limitará a ejecutar las órdenes que le dé el presidente. Wado de Pedro, será su ministro del Interior. Vilma Ibarra, asumirá como secretaria Legal y Técnica del abinete. No le hará firmar ningún papel que lo pudiera complicar en el futuro.

Además de Cristina Fernández (quien, en efecto, tendrá cero injerencia en el gabinete, pero a la que Alberto consultará cada vez que lo considere necesario) el otro hombre clave será Sergio Massa.

No solo desde lo institucional, como presidente de la Cámara de Diputados. También como consultor permanente en cuestiones y decisiones de estado.

Daniel Rafecas será propuesto como Procurador General: el jefe de los fiscales.

Alberto y su equipo ya decidieron.

No compraron ni comprarán ningún plan económico integral. Trabajarán en desatar los nudos de los grandes problemas “paso a paso”. El Presidente electo cree que primero hay  que solucionar los problemas macroeconómicos y recién después atacar la micro.

El orden de prioridades es:

  • renegociación de la deuda.
  • tipo de cambio.
  • incentivos a la exportaciones.
  • aumento del impuesto a los bienes personales.

Los hombres de Alberto creen que en dos años, si el presidente electo hace las cosas bien, podrán ganar las legislativas. Pero para llegar ahí necesita antes desactivar dos bombas de la economía que viene: la hiperinflación y el default. Mientras tanto, para ampliar su influencia política, hombres cercanos a Alberto le habrían ofrecido a Emilio Monzó un ministerio en el gabinete. Todavía no respondió.