Él, quien murió de un infarto masivo el pasado 27 de octubre del año pasado, se metió el sábado en la Quinta de Olivos impulsado por el viento sur, antes de que Ella anunciara que Amado Boudou sería su candidato a vicepresidente. Esto no es un invento. Lo insinuó Ella, con una leve sonrisa cómplice, al iniciar su discurso, frente a decenas de funcionarios que esperaban la noticia como si proviniera de un mandato divino. También lo invocó como si Él estuviera allí, al vincular su reciente caída y su golpe en la cabeza con la caída y el golpe en la cabeza que sufrió Kirchner poco antes de asumir como presidente en mayo de 2003.
El jueves pasado, Ella había revelado que supo que iría por la reelección mientras lo velaba a Él, cuando le gritaban “fuerza Cristina”. Ayer, la periodista Paola Juárez, de Clarín, sostuvo que ese día Ella confesó a dos de sus íntimos:
- Si no soy candidata, Néstor no me lo perdona.
Como si Él todavía estuviera vivo.
El efecto Él y Ella hizo subir su intención de voto un 20 por ciento de octubre a noviembre de 2010, y las menciones en sus discursos a su ausencia o su presencia celestial le permitieron seguir creciendo hasta más del 40 por ciento, porque fue utilizado a caballo del crecimiento de la economía y la fragmentación y parálisis del resto de la oposición.
Ahora, la sensación de Ella de que puede ganar en primera vuelta y sin la ayuda de nadie, dio paso a un nuevo sistema político: el personalismo autorreferencial, con todo lo que esto implica.
Porque Ella no solo decidió absolutamente sola las candidaturas de Boudou y Gabriel Mariotto. También se ocupa de los detalles más pequeños de la campaña, como la estética de los afiches y la autorización personal para que los candidatos asistan o no a programas de televisión o concedan entrevistas a determinados medios. La orden a Daniel Filmus de bajarse del debate de candidatos a jefes de Gobierno de la Ciudad que el próximo miércoles se realizará en Todo Noticias, sería de Ella. Y también Ella habría sido quien le bajó el pulgar de candidato a vicepresidente a Jorge Capitanich, después de haber escuchado una entrevista que el gobernador de Chaco le concedió a una emisora radical del Grupo Clarín, como un mensaje inequívoco del tipo de lealtad que espera de sus incondicionales.
Ella está subida a la memoria de Él: los datos positivos de la economía y una intención de voto que todavía no parece haber sido impactada por el escándalo de Sergio Schoklender y las Madres de Plaza de Mayo, su sociedad con Hugo Moyano y el manejo discrecional de miles de millones de pesos en recursos públicos que no son auditados, como los planes para las viviendas sociales y la publicidad oficial, por citar solo dos partidas presupuestarias.
Ella parece más preocupada por el impacto electoral de la bronca de los hinchas de River y la posibilidad de que el seleccionado nacional no gane la Copa América, que por la fuerza que le pueden hacer los candidatos de la oposición, a quienes ningunea en la tribuna oficial cada vez que puede.
Ella sabe que tiene que ganar en primera vuelta, por mucho, y con sus propios votos, si pretende que el nuevo sistema político perdure más allá de 2015.
Ella dirá en cualquier momento en público que no se hagan los rulos con la posibilidad de una nueva reforma constitucional que la convierta en eterna, como lo manifestó Diana Conti sin pensar, o como lo plantean Carlos Zannini y Gabriel Mariotto cuando afirman “vamos por todo”.
Él soñaba con veinte años de poder para transformar todas las estructuras de la Argentina. Ella va camino a completar los doce, y nadie podría asegurar que no hará todo lo posible para cumplir el sueño de su compañero.
Publicado en El Cronista