Te recomiendo que piensen en esta palabra: adaptación. Es la que resume la actitud que hay que tener frente al avance de la epidemia global. Hizo mención a la adaptación, en un artículo reciente, el psiquiatra Andrés Mega. Adaptación significa modificar de manera integral nuestros hábitos para suplantarlos por otros que ya tenemos a nuestro alcance. Adaptación es, también, no pensar en la molestia o incomodidad que generan los cambios, sino ejecutarlos de manera paulatina y con responsabilidad.
¿Te enoja, te agobia te llena de ansiedad y hasta te deprime lo que está pasando? Es lógico. Quizá te alivie tener conciencia que nos está sucediendo a todos. ¿Estás quemado y necesitás una consulta urgente con un psiquiatra? Tomala. Y de paso pensá que quizá sea mejor y más cómodo mantenerla de manera virtual. Te recomiendo: empezá a mirar al mundo desde otra perspectiva. Una mirada en la que vos dejaste de ser el centro, pero al mismo tiempo te podés transformar en un agente del bien.
También te invito a pensar el tiempo de otra manera. Hoy Pablo Vaca lo escribió en Clarín. Esto es una maratón que recién empieza. Tal vez el 31 de marzo alcancemos el decisivo kilómetro 30, allí donde muchos que arrancaron demasiado rápido se encuentran con la pared invisible que les impide llegar hasta el final.
Habrá agentes de la salud sobrepasados: pensá en ellos como héroes y no los cargues con un ego y tu necesidad. En especial, si no estás seguro de que te contaminaste. Habrá amigos tuyos y compañeros de trabajo que colapsen, porque no soportan la presión. Tal vez tengas que jugar un rol en ese sentido. En tu familia. En el trabajo. En la sociedad. Es lo que nos toca. Es lo que te toca: adaptáte. Esa es la clave.
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