En las últimas horas parece crecer la posibilidad de que el gobierno decrete medidas de aislamiento cada vez más restrictivas. Medidas que apuntan al aislamiento total. Con prudencia, desde el lugar que tenemos, y en cumplimiento del servicio social que prestamos, me atrevo a decirte que lo correcto sería prepararte para lo peor, pero sin entrar en pánico.
Porque será la actitud correcta para soportar lo que venga, acortar el tiempo de incertidumbre y desesperación, y entonces sí, después, disfrutar de una vida normal, tal como la conocíamos antes de la irrupción del coronavirus.
Ya sabemos que el virus es muy contagioso. Ya sabemos también que se está neutralizando su poder en China, la primera nación donde hizo estragos, y eso es una buena noticia. También sabemos que la única vacuna que funcionó, precisamente en China, fue un aislamiento estricto que se prolongó, por lo menos, durante veinte días. Es verdad: en China rige un sistema autoritario, donde fue más fácil imponer la cuarentena masiva. También es cierto que ninguna sociedad, bajo cualquier régimen político, podría soportar el aislamiento prolongado. Por eso es tan importante tu responsabilidad individual. Pensá que ya se empieza a ver algo de luz al final del túnel. Pensá que, en la Argentina, estamos sabiendo aprovechar la ventana de oportunidad que nos dio la experiencia de países como China, Italia y España. De nuevo: prepárate cuanto antes para lo peor, y no entres en pánico. Es la actitud adecuada para cuando venga lo mejor, aunque ahora parezca muy lejano.
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