El Presidente está siendo valorado por su decisión de decretar la cuarentena a tiempo, con la intención de evitar lo que ahora sufren España e Italia. Pero eso no lo habilita a calificar y descalificar a personas de manera grandilocuente, como si fuera el dueño de la verdad. Es un dato positivo que el sindicato de Camioneros aporte 300 camas al deteriorado sistema de salud de la provincia, pero eso no lo hace a Hugo Moyano ni una persona inmensa, como lo calificó Fernández, o un dirigente ejemplar.
Inmenso significa que es tan grande que no puede medirse. Y ejemplar, que sirve de ejemplo, se supone que para bien. Hay decenas de datos contundentes que demuestran que Moyano es todo lo contrario. El primero: Moyano las puso a disposición después de recibir casi 300 millones de pesos del Fondo Sindical para las obras Sociales, una entrega desproporcionada si se la compara con los demás sindicatos. Antonio Caló, de a UOM, todavía se sigue quejando por eso. El segundo: Moyano no lo hará gratis, sino que va a cobrar por el servicio. El tercer dato: detrás del sanatorio Antártida hay una historia muy oscura. Se inauguró tres veces, las tres de manera ficticia. La compra y refacción son investigadas por sospechas de lavado de dinero. El sanatorio fue vendido por el administrador que quebró en 2005, en 10 millones de pesos. Quien lo compró, en poco tiempo se lo vendió al sindicato de camioneros demasiado caro: en 334 millones de pesos. Por eso la justicia sospecha de lavado. Otra operación que salió carísima fue la refacción. Estuvo a cargo de Aconra, la constructora de Liliana Zulet, la esposa de Moyano, a quien el presidente agradeció, también, de manera efusiva.
El Antártida empezará a funcionar en el corazón de Caballito. Tiene 14 pisos y 15 mil metros cuadrados. Pero hay decenas de denuncias contra la obra social por mala praxis y desatención en otros establecimientos médicos de Camioneros. Además de la oscura historia de negocios del Antártida, Moyano, su mujer y su hijo Pablo están siendo investigados en otra decena de causas que no deberían seguir siendo cajoneadas o archivadas.
Solo como un breve pero contundente recordatorio de apenas tres: la de Asociación ilícita y fraude contra Independiente; la de lavado de dinero del sindicato y la mutual a favor de las empresas de Zulet, Aconra y Duxei, que lleva el juez federal de Morón Néstor Barral y la de la extorsión del tesorero y otros altos dirigentes de la Federación contra la pequeña transportista Nancy Pastorino, a quien presionaban para cobrarle un cheque por debajo de la mesa a cambio de expedirle el libre deuda sindical.
La irrupción del coronavirus no debería ser aprovechada para lograr impunidad, ni ejercer el autoritarismo, ni hacer negocios sucios, con la excusa de la emergencia sanitaria, económica y social.
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